La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reveló este martes que la crisis mundial provocada por la pandemia de coronavirus es peor que la de 2008 y que el impacto es tan grave que la recuperación tardará varios años, lo que repercutirá en mayores niveles de pobreza y pérdida de empleos en toda la región.
"Es claro que esta ha sido la peor crisis en últimos 100 años, con grandes impactos en lo social y productivo. Lo que vemos con preocupación es que estamos ante una década perdida que va a representar una caída de 9,1 % del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB)", explicó Alicia Bárcena, directora del organismo, al presentar el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2020.
La funcionaria precisó, en conferencia de prensa virtual, que el reporte destaca que las secuelas y efectos a mediano plazo van a ser mayores porque la crisis va a durar más de lo que se pensaba cuando estalló la pandemia.
Detalló, por ejemplo, que este año ya se registró el cierre de 2,7 millones de empresas formales y se desconoce cuánto tiempo tardarán en recuperar su capacidad productiva, por lo que el desempleo alcanzará a 44 millones de personas.
"La verdad es que el desempleo preocupa porque hablamos de que creció en esta etapa, ahora hay 18 millones de personas más de desocupados de los que había en 2020", señaló.
Por otro lado, dijo, el 54 % de la población se dedica a la economía informal, lo que representa un universo de 159 millones de personas, pero también se debe tomar en cuenta al 23 % de desocupados que no puede realizar teletrabajo porque no tiene conexión a internet o es de baja calidad.
"La pobreza tendrá un retroceso de 15 años. Llegaremos a 231 millones de personas a que volverán a los niveles de pobreza que había en 2004, y la pobreza extrema tendrá un retroceso de 30 años hasta alcanzar a 96 millones de personas", expresó.
Desplome regional
Otros datos preocupantes del informe revelan que sólo el 62 % de los ocupados en América Latina y el Caribe tiene un contrato, el 53 % cuenta con cobertura médica y el 46 % cotiza en un sistema de pensiones.
Bárcena aclaró que estos cálculos no han tomado en cuenta las medidas de contención social tomadas por los gobiernos en medio de la emergencia sanitaria, ya que la Cepal medirá el impacto de las mismas en un informe que presentará en noviembre.
En el caso de América Latina y el Caribe, agregó, desde el primer trimestre de este año se contrajeron nueve economías y se desaceleraron otras ocho. Así se llegó a una caída regional del PIB del 9,1 %.
La peor proyección la tiene América del Sur, en donde se estima que el PIB se desplomará este año en un 9,5 %, mientras que en América Central será del 8,4 % y en el Caribe, de 7,9 %.
La funcionaria añadió que estos datos están asociados a la caída histórica del 6,5 % que tendrá EE.UU.; de 8,7 % que habrá en Europa; y del 1 % de crecimiento que prevé China, aunque este país ya sorprendió positivamente durante el segundo semestre al registrar un inesperado crecimiento del 3,2 %.
Antes de la pandemia, recordó, la peor crisis había sido la de 2008, cuando colapsó la burbuja de las hipotecas en EE.UU., pero todos los indicadores económicos y sociales registrados en aquel momento hoy son superados por efecto del coronavirus.
Ese año, dijo, hubo una caída de la actividad económica del 2,0 %, pero los niveles comenzaron a recuperarse inmediatamente al año siguiente, lo que no ocurrirá en esta ocasión.
A esperar
Bárcena afirmó que, aun si a partir de ahora se duplicara la tasa promedio de crecimiento anual que tuvo la región en los últimos años, y que fue del 1,8 %, recién en 2025 comenzarían a alcanzarse los niveles que el PIB tenía en 2019, antes de la pandemia.
"La recuperación va a ser mucho más lenta, tenemos que prepararnos para una recuperación que no se dará en 2021, ni 2022, ni 2023", advirtió al enumerar las propuestas de la Cepal, entre las que destaca la importancia de mantener políticas macroeconómicas activas durante varios años.
"Se necesita una política fiscal expansiva en un marco de sostenibilidad centrada en ingresos públicos, porque los países han puesto en marcha una cantidad de apoyos fiscales muy importante y eso ha sido fundamental para paliar la pandemia, pero nos vamos a demorar en volver a crecer", señaló.
La directora del organismo agregó que se debe fortalecer, sobre todo, la regulación de flujos de capitales para preservar la estabilidad macrofinanciera.
"La pandemia transformó totalmente la orientación de la política fiscal, que se enfocaba en medidas para reducir el déficit primario, pero, la verdad, la variable de ajuste como siempre ha sido la inversión, el gasto de capital, y eso le va a poner límites a su recuperación. Los presupuestos aprobados en 2019 para 2002 continuaban esta tendencia, pero se ha demostrado la importancia de ir a una política fiscal expansiva donde no va a ser posible tener austeridad", aseguró.