Cuatro llamas momificadas, entre otras ofrendas, fueron desenterradas por arqueólogos en un yacimiento en Tambo Viejo, que fue un centro administrativo y ceremonial inca en el valle de Acari, situado en la costa sur del Perú.
Según se detalla en un estudio publicado este jueves en la revista Antiquity, los animales, hallados en 2018, se han conservado "excepcionalmente bien" gracias al clima árido de la región.
Las llamas fueron "depositadas en fosas excavadas debajo de pisos de arcilla que representan la segunda y última fase de ocupación de las estructuras" de Tambo Viejo. Dado que sus cuerpos no muestran señales de muerte violenta y sus patas estaban amarradas, los investigadores suponen que fueron inhumadas vivas. Junto a ellas también se hallaron conejillos de Indias.
La datación de radiocarbono reveló que fueron enterradas entre 1432 y 1459, varias décadas antes de 1476, la fecha generalmente aceptada de la anexión de ese territorio por parte del Imperio inca. "Si estas fechas radiométricas son precisas, parece que los incas llegaron al valle de Acari mucho antes", indican los científicos.
Los autores del estudio señalan que la práctica del sacrificio de llamas entre los incas es bien conocida gracias a las fuentes escritas del período colonial. Al mismo tiempo, resaltaron que la ofrenda "demuestra que la relación entre los incas y el ganado se extendía más allá de la simple provisión de carne".
"Los animales domesticados jugaron un papel clave en las representaciones rituales y la vida política de los incas", quienes "invirtieron recursos y energía social para transformar las asociaciones locales preexistentes del territorio recién conquistado en una serie de nuevos significados culturales asociados con la ideología y religión del Imperio inca", concluyen los investigadores.
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