La semana pasada, varios medios internacionales difundieron la noticia de que algunos enjuagues bucales pueden "desactivar" los coronavirus y ayudar a frenar su propagación. Los artículos citaban un reciente estudio, realizado por la Escuela de Medicina de la Universidad Estatal de Pensilvania (EE.UU.) y publicado en la revista Journal of Medical Virology.
De acuerdo con la investigación, algunos enjuagues nasales y orales podrían ser útiles para disminuir la carga viral en la boca después de la infección, e incluso podrían ayudar a reducir la propagación del covid-19. Los autores llegaron a esta conclusión después de encontrar que un coronavirus que causa resfriados comunes quedó incapacitado al ser rociado con enjuague bucal en un laboratorio.
Sin embargo, los expertos externos advirtieron contra la sobreinterpretación de los resultados del estudio, que podrían no tener relevancia práctica para el nuevo coronavirus, reseña The New York Times. La investigación no solo no investigó este nuevo virus mortal, sino que tampoco probó si el enjuague bucal afecta la forma en que los virus se transmiten de persona a persona, destaca el medio.
Otro coronavirus y sin voluntarios
El estudio analizó el coronavirus llamado 229E que causa resfriados comunes, no el nuevo coronavirus, que se conoce con el nombre formal de SARS-CoV-2, y causa el covid-19. Ambos virus pertenecen a la misma familia y, a grandes rasgos, se ven anatómicamente similares, lo que puede hacer que el 229E sea un buen sustituto del SARS-CoV-2 en ciertos experimentos. Sin embargo, los expertos advierten que estos virus no deben considerarse intercambiables.
Durante sus experimentos, los investigadores probaron los efectos de varios enjuagues bucales de diferntes marcas e incluso una mezcla diluida del champú para bebés, que a veces se usa para enjuagar el interior de la nariz.
Colocaron los coronavirus 229E, que se habían cultivado en células hepáticas humanas en el laboratorio, en estos productos químicos durante 30 segundos, 1 minuto o 2 minutos. El resultado fue que alrededor del 90 al 99 por ciento de los virus ya no pudieron infectar células después de esta exposición.
Pero debido a que el estudio no reclutó voluntarios para hacer gárgaras con los productos en cuestión, los hallazgos tienen un valor limitado para el mundo real, inistieron expertos citados por el diario.
Los especialistas explicaron que la boca humana, llena y grietas y una mezcla de sustancias químicas secretadas por un grupo diverso de células, es mucho más complicada que el interior de un plato de laboratorio.
En ese sentido, nada debe considerarse concluyente "a menos que se realicen estudios en humanos", subrayó Maricar Malinis, experta en enfermedades infecciosas de la Universidad de Yale.
Por su parte, Craig Meyers, investigador de la Universidad Estatal de Pensilvania y autor del estudio, afirmó que esperaba que su equipo realizara tales estudios pronto y señaló que varios ensayos clínicos ya habían comenzado a investigar estas cuestiones.