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Un faltante de 30.000 municiones y un militar citado a declarar con el vehículo cargado de explosivos: el extraño caso que rodea al Ejército argentino

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El uniformado a cargo de la custodia de aquellas balas fue llamado a dar explicaciones ante sus superiores. Creen que quería suicidarse, y ahora está detenido.
Un faltante de 30.000 municiones y un militar citado a declarar con el vehículo cargado de explosivos: el extraño caso que rodea al Ejército argentino

El Ejército argentino registró el viernes un importante faltante de municiones en el batallón de Ingenieros de Montaña 6, en la provincia de Neuquén, y el caso se maneja con completo hermetismo en el seno de las Fuerzas Armadas del país sudamericano, mientras crecen las dudas sobre el posible destino de los proyectiles.  

Esta situación fue informada el sábado por la propia institución en un comunicado que les hizo llegar a los medios, afirmando que "se inició una actuación de justicia militar". El texto añade que "se da intervención al juez federal a fin de iniciar el proceso de esclarecimiento del hecho", pero no da mayores revelaciones.

Según trascendió en la prensa local, las balas que no están serían entre 25.000 y 30.000, calibre 7,62, correspondientes al Fusil Argentino Liviano (FAL). La gran pregunta es si se trata de un caso de corrupción, donde se adquieren menos insumos de los que figuran realmente en el presupuesto, una venta ilegal, o si fue una sustracción con fines que, por ahora, se desconocen. Ante la consulta de este medio, el Ejército se niega a brindar aclaraciones, mientras el caso está en la Justicia. 

Igualmente, fuentes anónimas del batallón sostienen la teoría del "robo tipo hormiga", cita La Mañana de Neuquén. Es decir, pequeños faltantes producidos en un lapso extendido de tiempo. Tampoco descartan que los materiales se usen para el mercado de la caza de animales de gran porte. En efecto, si bien Argentina tiene presencia de bandas dedicadas al narcotráfico, no suelen usar esta clase de armamentos. 

Una amenaza de bomba y la aparente confesión

Aunque es pronto para sacar conclusiones, el episodio que ocurrió en las últimas horas podría fortalecer la hipótesis de la sustracción: el subcomisario a cargo del arsenal fue citado por sus superiores para dar explicaciones del faltante, publicó La Nación, pero habría acudido al encuentro con su vehículo cargado de explosivos. Se trata de la persona que debía supervisar los inventarios que se realizan para controlar las municiones. 

Durante el encuentro, el miembro de las fuerzas se descompensó, y luego habría confesado que tenía su automóvil con trinitrotolueno, un componente químico altamente explosivo. Así, se cree que su intención era hacer estallar el vehículo, que estaba estacionado junto al regimiento.

Asimismo, el riesgo para el resto de la ciudad era grande: a pocos metros estaba el shopping Portal Patagonia y la terminal de ómnibus de Neuquén. Además de un eventual atentado, se intenta saber si el hombre, relegado en las listas de ascensos castrenses, tenía intenciones suicidas, pero nada fue confirmado de modo institucional.  

Tras la presunta confesión, efectivos de la Policía Federal se acercaron al vehículo y desactivaron el explosivo, que estaba conectado a la batería del auto. Para ello, indicó el diario ya citado, hicieron una detonación controlada. Voces del Ejército, bajando el tono de la polémica, le dicen a RT que "son todas versiones extraoficales". Por lo pronto, el caso judicial está caratulado como "intimidación pública y averiguación de hurto"

Esta no es la primera vez que se producen irregularidades en el Ejército argentino. En 2015 salió a la luz un faltante de 20.000 balas de calibre nueve milímetros en el batallón de Arsenales 603 San Lorenzo, ubicado en la provincia de Santa Fe. En esa jurisdicción, seriamente afectada por el crimen organizado, un recuento de municiones reveló el año pasado que solo había más de 100.000, adquiridas en el 2018, aunque en los papeles figuraba la compra de un millón.

Otra investigación del 2019 indica que el Comando Vermelho, uno de los grupos narcotraficantes más importantes de Brasil, habría buscado armas y municiones de guerra en Argentina, como un cañón antiaéreo Oerlikon. Ahora, al revisar la casa del subcomisario en Neuquén, se hallaron proyectiles de 20 milímetros de artillería antiaérea, similares a los que precisa esta clase de armamento. Por lo pronto, las dependencias del Ministerio de Defensa no volvieron a pronunciarse al respecto. 

Leandro Lutzky

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