Un meteorito que se estrelló sobre un lago congelado en Míchigan, EE.UU., contiene compuestos orgánicos extraterrestres primigenios y podría ser la clave para comprender los orígenes de la vida en la Tierra, según una investigación publicada esta semana en la revista Meteoritics & Planetary Science.
La noche del 16 de enero de 2018 un meteoro iluminó el cielo de Norteamérica antes de estrellarse sobre las aguas congeladas de Strawberry Lake, cerca de la localidad de Hamburgo, Míchigan.
Valiéndose de un radar meteorológico, los científicos pudieron identificar rápidamente los restos de roca y recogerlos antes de que el entorno altere su composición química.
"Este meteorito es especial porque cayó sobre un lago congelado y se recuperó rápidamente. Era muy prístino. Pudimos ver que los minerales no estaban muy alterados y luego descubrimos que contenía un rico inventario de compuestos orgánicos extraterrestres", comentó Philipp Heck, autor principal del nuevo artículo.
Los especialistas consideran que este tipo de compuestos orgánicos probablemente llegaron en meteoritos a nuestro planeta hace millones de años y podrían haber contribuido a los ingredientes necesarios para que la vida se desarrolle.
Menos de dos días después del impacto, los científicos encontraron el primer trozo de meteorito y lo llevaron al laboratorio para analizarlo. "Con cada meteorito que cae, existe la posibilidad de que haya algo completamente nuevo y totalmente inesperado", señaló Heck.
Los investigadores determinaron que el meteorito era una condrita H4 y recuerdan que solo el 4% de todos los meteoritos que caen a la Tierra en estos días son de este tipo. Pero además de eso, lo que hace excepcional a este ejemplar es la rapidez con la que se recopiló y las múltiples técnicas que usaron para analizarlo.
Una de las teorías del origen de la vida en la Tierra es que una serie de compuestos orgánicos se abrieron camino aquí en meteoritos. Los especialistas subrayan que eso no significa que los meteoritos en sí mismos contengan vida extraterrestre; más bien, que algunos de los compuestos orgánicos que ayudan a crear la vida podrían haberse formado primero en un asteroide que luego cayó a nuestro planeta.