El 22 de octubre, el Tribunal Constitucional polaco prohibió los abortos motivados por defectos del feto. Según las estadísticas, en los últimos años alrededor del 98 % de los abortos en Polonia se han realizado a raíz de defectos fetales, lo que significa que el fallo de la Corte prohíbe prácticamente todos los abortos que se llevan a cabo en el país.
La decisión, que forma parte de la política conservadora que el partido gobernante Ley y Justicia viene aplicando en el país desde 2015, marca el primer cambio a la ley de aborto polaca desde 1993, pero se produce después de muchos años de esfuerzos gubernamentales para restringir el acceso a esta práctica.
Sin embargo, la iniciativa causó no solo el descontento de una parte importante de la sociedad, sino protestas masivas que comenzaron inmediatamente después del fallo de la corte y han seguido creciendo desde entonces. Los manifestantes bloquean las calles y la Policía los dispersa con gases lacrimógenos.
Las protestas alcanzaron su punto máximo el 30 de octubre: 150.000 personas salieron a las calles de la capital del país, Varsovia, y exigieron no solo la anulación de la decisión del tribunal, sino también un cambio en el rumbo político de Polonia.