América Latina y el Caribe registran conjuntamente la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes del mundo. Se estima que casi el 18 % de los nacimientos registrados corresponden a madres menores de 20 años de edad, lo que se traduce en que cada año, alrededor de un millón y medio de adolescentes de entre 15 y 19 años se convierten en madres. Tan solo en el área subsahariana de África se superan estas cifras.
Así consta en el documento 'Consecuencias socioeconómicas del embarazo en la adolescencia en seis países de América Latina', elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), que analiza datos de Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Paraguay para componer un informe situacional de lo que consideran "uno de los mayores desafíos sociales, políticos y económicos de la región".
Las cifras obtenidas en el estudio han sido calificadas como "alarmantes" por sus propios autores, que lamentan especialmente que "muchos de estos embarazos son consecuencia de la falta de información, el limitado acceso a métodos anticonceptivos y la violencia sexual y de género".
Empobrecimiento individual y colectivo
Tal como consta en el texto introductorio del informe, "el embarazo en la adolescencia y la maternidad temprana son fenómenos que impactan fuertemente en la trayectoria de vida de miles de mujeres en América Latina", con efectos que "son múltiples y se extienden tanto al nivel de la educación como del mercado laboral, de la salud e incluso de las economías nacionales".
Un dato macroeconómico ejemplifica esta afirmación: tan solo en 2018 las mujeres que fueron madres antes de los 20 años perdieron la posibilidad de ganar 1.242 millones de dólares más, a causa de las pérdidas en ingresos, empleo y actividad laboral derivadas de su situación familiar. En total, esta cantidad representa alrededor del 0,35 % del PIB de un país latinoamericano.
En términos microeconómicos, cabe destacar que en América Latina, las mujeres que tienen hijos después de los 20 años ganan un promedio anual de 573 dólares más que aquellas que son madres antes de esa edad, según el trabajo de la UNFPA.
En este sentido, el informe hace hincapié en los elevados costos sociales del embarazo adolescente "para los estados y para las madres, incluyendo la dimensión educativa, la disponibilidad para trabajar fuera del hogar, los niveles diferenciales de desempleo, la remuneración obtenida y los costos asistenciales".
"Sumados todos esos costos –concluye el documento–, su impacto sobre la economía nacional se torna significativo, y el costo de oportunidad que involucra prevenir el embarazo adolescente se hace aún más relevante". "El embarazo adolescente es una fábrica de pobres en América Latina", dijo a la AFP Federico Tobar, asesor regional del UNFPA.
El impacto de la pandemia: un retroceso de 5 años
La UNFPA hace proyecciones especialmente duras al incluir a la crisis del coronavirus como factor en el problema de la proliferación de embarazos adolescentes, afirmando que los efectos de esta pandemia "se pueden cuantificar en alrededor de medio millón de embarazos adicionales, ocasionando costos económicos de 606,9 millones de dólares".
"En otras palabras, el Covid-19 representa un retroceso de cinco años en términos de los logros sobre la Tasa Específica de Fecundidad Adolescente de América Latina y el Caribe", indica el texto del informe en sus conclusiones. Esta tasa pasaría de 61 a 65 nacidos vivos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años.
El documento, que dedica por completo una de sus tres secciones a este asunto, estima que este aumento de los registros puede tener múltiples causas. Por un lado, existen "dificultades y barreras en el acceso a los métodos anticonceptivos y servicios de salud sexual y reproductiva durante la pandemia". Y por otro, se estima que "las medidas de confinamiento aumentan la exposición a situaciones de violencia sexual y abuso en el ámbito intrafamiliar".
La UNFPA reconoce, no obstante, que "los impactos globales del covid-19 en la salud sexual y reproductiva de los y las adolescentes de América Latina y el Caribe solo se podrán dimensionar con precisión una vez que culmine la pandemia".
"Sin embargo –agrega el informe–, con la información disponible a la fecha es posible afirmar que las consecuencias sobre la tasa de embarazo en niñas y adolescentes en la región resulta preocupante".