El clima en la Tierra es originado principalmente por los movimientos que se producen en una fina capa de la atmósfera cercana a la superficie del planeta. Sin embargo, este proceso se produciría de manera completamente diferente en Júpiter y Saturno, según una reciente investigación.
Un equipo de científicos de las universidades de Harvard (EE.UU) y Alberta (Canadá) desarrolló dos modelos tridimensionales en computadora que determinaron que el clima en los gigantes gaseosos es causado por fuerzas internas en lugar de externas, lo que resultaría en la formación de grandes anticiclones como la famosa Gran Mancha Roja de Júpiter, explica el estudio, publicado en la revista Science Advances.
En lugar de asumir que los patrones climáticos son impulsados por turbulencias en una capa atmosférica justo por encima de la superficie, como ocurre en la Tierra, los investigadores programaron sus simulaciones introduciendo en ellas un patrón de convección turbulenta, un movimiento dentro de los fluidos que ocurre durante la rotación de los planetas en el que el material más caliente se eleva mientras que el frío permanece por abajo.
La primera de esas simulaciones, a la que llamaron enfoque de "capa delgada", se utilizó para reproducir lo que sucede en los planetas gaseosos con las capas convectivas (capas de inestabilidad potencial en la troposfera que provocan corrientes de aire, desarrollando cúmulos de gases ascendentes). En este primer escenario, la simulación generó ciclones, chorros zonales y anticiclones que se formaron espontáneamente tanto en Júpiter como en Saturno.
La segunda simulación recreó los procesos que nacen dentro de una capa gruesa de la atmósfera al interactuar con el campo magnético del planeta. Los anticiclones que se generan como resultado de ello, según los científicos, serían los responsables de formar enormes remolinos como la Gran Mancha Roja en Júpiter y el Hexágono Gigante (una gran tormenta de forma geométricamente regular y de origen todavía desconocido) en Saturno.
Tras analizar los resultados, los investigadores sugieren que algunos de los patrones climáticos que se dan en los dos gigantes gaseosos son probablemente impulsados por corrientes en chorro y procesos originados debajo de su superficie, mientras que en algunos casos estarían generados por corrientes en chorro en la atmósfera, al igual que en nuestro planeta.
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