Una "crisis humanitaria a gran escala" se está desarrollando en el este de Sudán, según ha advertido el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, después de que más de 27.000 personas cruzaran la frontera, huyendo del conflicto en Etiopía.
La semana pasada se registró un auge en el influjo de refugiados escapando de las hostilidades en la región de Tigray, que estallaron hace casi dos semanas.
"Mujeres, hombres y niños han estado cruzando la frontera a un ritmo de 4.000 por día desde el 10 de noviembre, rápidamente excediendo la capacidad de respuesta humanitaria en el terreno", ha precisado Babar Baloch, portavoz del Alto Comisionado, en una rueda de prensa en Ginebra (Suiza).
Esta institución de la ONU y otras agencias humanitarias están proporcionando apoyo al Gobierno sudanés, suministrando agua y artículos de primera necesidad, incluidas mantas y colchones. El Programa Mundial de Alimentos y Muslim Aid se han encargado de proveer comida.
El Ministerio de Salud de Sudán ha abierto dos clínicas con ayuda de la Media Luna Roja de Sudán.
Ese país centroafricano ya cuenta con casi un millón de refugiados de Chad, Eritrea, la República Centroafricana y Sudán del Sur.
El pasado 4 de noviembre el primer ministro etíope Abiy Ahmed acusó al partido local Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) de una revuelta armada y lanzó ataques aéreos y una ofensiva terrestre en la región.
Este martes Abiy, ganador del Premio Nobel de la Paz en 2019, anunció la expiración del plazo límite para que los rebeldes depongan las armas, abriendo el camino a una ofensiva contra la capital de Tigray, Mekele.