En qué consiste la 'cartilla covid' de Madrid y por qué ha generado tantas críticas
La Comunidad de Madrid presentará en los próximos días la 'cartilla covid', el proyecto que su presidenta, la conservadora Isabel Díaz Ayuso, planteó hace unos meses y que parecía que había sido descartado tras la multitud de críticas recibidas, entre otros, por suponer una discriminación para quienes no hubieran sufrido la enfermedad.
Sin embargo, ahora la Consejería de Sanidad de la región ha confirmado que el proyecto se está implementando y que estará listo en breve. En esta cartilla se incluirá el historial clínico de cada paciente relacionado con el nuevo coronavirus: resultados de pruebas PCR, serológicas y test de antígenos.
Estos datos de pruebas diagnósticas se volcarán en la tarjeta sanitaria que tienen todos los ciudadanos de Madrid y podrán ser también consultados a través del teléfono móvil. Aunque la dirección general de Sistemas de Información y Equipamientos Sanitarios de la Consejería ya está concluyendo la herramienta, todavía se está valorando qué utilidad tendrá.
¿Para qué se usaría?
Aunque desde el Ejecutivo madrileño han asegurado que se tratará de una herramienta informativa, también se ha dejado caer que podría tener otros usos:
- Viajes
Los ciudadanos podrían utilizar esta 'cartilla covid' para acreditar desde una aplicación en el teléfono móvil sus resultados negativos de tests PCR antes de viajar a países que lo soliciten.
- Vida normal
Otro de los usos para los que podría servir este proyecto es para posibilitar que las personas que no tuvieran riesgo de contagiarse por tener anticuerpos pudieran acceder a establecimientos como gimnasios, museos, cines o cualquier otro recinto cerrado, es decir, que puedan seguir una "vida normal", como aseguró Díaz Ayuso en julio.
- Acceso a empleo
La presidenta madrileña sostuvo este verano, cuando anunció su intención de poner en marcha esta cartilla, que también podría servir para conocer la inmunidad para acceder a determinados empleos.
Rechazado por organismos internacionales
Numerosos expertos y organismos internacionales han rechazado este tipo de pasaporte de inmunidad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha afirmado que "actualmente no hay evidencia de que las personas que se han recuperado de covid-19 y tienen anticuerpos estén protegidas de una segunda infección".
🔵There is currently no evidence that people who have recovered from COVID-19 and have antibodies are protected from a second infection.➡️Q&A on “Immunity passports" in the context of #COVID19 with Dr @mvankerkhove#coronaviruspic.twitter.com/ehH0EOYGAw
— WHO Jordan (@WHOJordan) May 1, 2020
Además, la organización avisa del riesgo que supone que las personas que se creen inmunes a una segunda infección porque han recibido un resultado positivo en los test, que podría tratarse de un falso positivo, ignoren "los consejos de salud pública".
Críticas
Las numerosas críticas que ha recogido esta propuesta se han dirigido a aspectos tanto técnicos como éticos o económicos:
- Limitaciones de sensibilidad y especificidad
Las pruebas de anticuerpos cuentan con diferentes limitaciones en su sensibilidad y especificidad, lo que significa que se producen diversos porcentajes de falsos positivos y negativos. Esto se puede traducir en que personas con falsos positivos para anticuerpos crean que están inmunizadas.
También se puede dar el caso contrario, el de falso negativo. O, incluso, que no cuente con anticuerpos, pero sí con células de memoria (lifoncitos T) que le proporcionarían cierta inmunidad.
- Inmunes pero contagiosos
Aunque las pocas reinfecciones conocidas arrojan que en el caso de que una persona vuelva a padecer el covid-19 la enfermedad suele durar menos tiempo y ser de menor intensidad, no existen evidencias de que las personas que ya han pasado la enfermedad no puedan ser portadoras y transmisoras del virus.
- Viabilidad económica
Desde que se conoció este proyecto se puso en duda su viabilidad económica, si se pretende que su implantación sea universal. En el caso de la población de Madrid habría que testear a cerca de siete millones de habitantes. Algunos de ellos ya habrán pasado por un test de anticuerpos con resultado positivo, pero el resto debería realizarse la prueba periódicamente, hasta que dieran positivo.
Además, en el caso de que las pruebas tuvieran que sufragarse por cada uno de los ciudadanos, habría un buen número de ellos que no tendría suficientes recursos económicos. Una prueba PCR tiene un coste superior a los 100 euros, mientras que los test serológicos rondan los 50.
- Discriminación
Existen muchas dudas acerca de si esta 'cartilla covid' puede convertirse en un elemento que discrimine a las personas en función de su condición inmunológica, lo que podría ser contrario a los derechos humanos.
Además, sus usos finalmente estarían restringidos por la protección especial que se otorga a los datos de carácter personal, como son los sanitarios. Por ello, sería ilegal que fueran requeridos para acceder a determinados servicios, por ejemplo, los que mencionó hace meses la presidenta madrileña: ingresar en un gimnasio, museo o cine.
La región más golpeada de España
La Comunidad de Madrid ha sido la región más golpeada de España durante las dos olas de la pandemia de coronavirus, alcanzando ya los 337.999 casos. Sin embargo, su evolución epidemiológica durante los últimos dos meses ha sido positiva. Tras alcanzar un pico de incidencia acumulada cercano a 800 personas por cada 100.000 habitantes en 14 días, actualmente la cifra es de 297, con solo tres regiones con un dato mejor.
La @ComunidadMadrid baja de los 300 de IA a 14 días.Poco a poco..con prudencia, todos juntos 💪💪💪#vamosmadridpic.twitter.com/QK9er6GUzb
— AntonioZapatero (@ZapateroAntonio) November 19, 2020
A pesar de las dudas que han suscitado los datos recogidos por esta región, después de que se implementasen medidas como dejar de hacer PCR a los contactos estrechos de positivos que no presentaran síntomas, los datos de capacidad asistencial confirman la mejoría de la epidemia en Madrid. Actualmente están ocupadas por enfermos covid el 13 % de las camas hospitalarias y el 31 % de las de unidades de cuidados intensivos, cuando hace varias semanas llegaron a alcanzar el 20 % y el 39 % respectivamente.