La Comunidad de Madrid ha celebrado este martes la inauguración oficial del hospital Isabel Zendal, el nuevo centro médico construido en la capital de España con motivo de la pandemia del coronavirus, frente a las protestas de sus detractores, en gran parte profesionales sanitarios del sector público que consideran que el proyecto es un ejercicio de propaganda política alejado de las necesidades reales de la ciudadanía.
Lo cierto es que la construcción el hospital aún no ha concluido, y por ahora solo podrá entrar en funcionamiento con el 27 % de su capacidad prevista. Además –y este asunto concentra buena parte de las críticas que recibe el proyecto– solo han podido reclutar a 90 profesionales sanitarios de los 669 que necesitan para el pleno rendimiento del centro.
Nada de ello ha impedido a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, liderar, con gran pompa mediática y en presencia de otros altos cargos políticos de la región, la escenificación de la entrada en funcionamiento de este hospital, a la que acudió incluso el presidente nacional del Partido Popular, que gobierna en la región.
El argumentario del Ejecutivo madrileño defiende el proyecto asegurando que este centro, que en un primer momento fue anunciado como "especializado en pandemias", funcionará como "un balón de oxígeno" que aliviará la presión hospitalaria adicional que la pandemia ejerce sobre la red sanitaria de la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, los profesionales de la región, a través de varias organizaciones sindicales, llevan meses señalando esta iniciativa como "un acto de propaganda más".
"No beneficia en nada a la asistencia dada en los hospitales de Madrid. Más bien la perjudica, al detraer enfermeras y enfermeros de estos centros que, seguramente, no serán sustituidos", denuncian por ejemplo desde la sucursal madrileña del Sindicato de Enfermeria-SATSE.
Desde el mismo organismo subrayan que "no hay una planificación de las necesidades reales que existen" y denuncian la gran incógnita que existe en torno a qué sanitarios acabarán formando parte de su plantilla, en qué condiciones contractuales y cuál será su procedencia.
En ese sentido, la posibilidad de que se movilice a sanitarios de otros hospitales para abastecer este, con la consiguiente precarización del servicio en los centros ya existentes, tiene en guardia desde hace meses a la oposición política y a las asociaciones profesionales.
En protesta por la decisión del Ejecutivo de Ayuso, un centenar de personas, convocados por la Asociación Madrileña de Enfermería (AME), el Movimiento Asambleario de Trabajadores-as de Sanidad (MATS) y otras organizaciones de profesionales sanitarios, se concentraron frente a la sede del nuevo hospital para mostrar su rechazo.
¿Hay quirófanos? ¿No hay puertas?
Dos de los momentos más llamativos en el transcurso del acto inaugural de este martes ocurrieron mientras la presidenta regional mostraba las nuevas instalaciones al presidente de su partido, Pablo Casado, cuya presencia, por cierto, también fue cuestionada, ya que carece de cargo o competencia alguna en el territorio autonómico madrileño. Los responsables de acto explicaron que acudía "en calidad de jefe de la oposición".
Mientras Ayuso le acompañaba por el interior del recinto, casado tuvo a bien preguntarle si había quirófanos, ante lo que Ayuso guardó silencio y dejo hablar a otro miembro de su séquito.
En efecto, el hospital Isabel Zendal no tiene quirófanos. Y al parecer, tampoco tiene muchas dependencias interiores separadas por puertas: consta más bien de espacios diáfanos ocupados por hileras de camas. Algo cuyas ventajas también explicó Ayuso a Casado, con particular optimismo.
Otro de los aspectos del proyecto que más críticas ha cosechado es su coste final: unos 100 millones de euros, que prácticamente doblan el presupuesto inicial de 51,7 millones de euros.
Meses atrás, desde la Mesa en Defensa de la sanidad Pública de Madrid (MEDSAP)-Marea Blanca se referían ya a la construcción de este como "un proyecto vanidoso y publicitario". "Es un 'tic' más de mercantilización y gasto inútil para ayudar a las constructoras y a determinados elementos empresariales", aseguraba su portavoz, Carmen Esbrí, a finales del pasado mes de septiembre.
Está previsto que los primeros pacientes -entre 200 y 300 enfermos de baja complejidad– lleguen al hospital Isabel Zendal en un plazo de unos diez días, ya que, a pesar de haberse inaugurado hoy, aún no cuenta con infraestructura suficiente para empezar a funcionar.