El Equipo Argentino de Antropología Forense busca muestras de ADN para identificar a 600 víctimas de la dictadura

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) reveló que mantiene en custodia más de 600 restos de personas que fueron desaparecidas y enterradas sin nombre durante la última dictadura militar (1976-1983). Los cuerpos siguen en el anonimato porque sus familiares no se han acercado a entregar las muestras genéticas que son necesarias para devolverles su identidad.

Virginia Urquizu, coordinadora de la Unidad de Casos de esta organización, explicó en una entrevista con el canal Unife que el contacto con los  familiares de desaparecidos, la toma de testimonios, las entrevistas a profundidad y el acompañamiento que realizan desde el momento en el que una persona se acerca al equipo, es un trabajo profundo.

"Para nosotros, los familiares son quienes movilizan el trabajo cotidiano", señaló al precisar que el tema de los cuerpos sin identidad reflotó a partir del juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en los centros clandestinos de detención de Banfield, Quilmes y la Brigada de Lanús que está en marcha y en el que 18 represores son acusados de delitos contra 442 víctimas.

También explicó que, a pesar de la pandemia, el EAAF, que ha sido postulado al Premio Nobel de la Paz, ha seguido trabajando durante estos meses para tratar de identificar más de 600 restos que han sido exhumados y que fueron enterrados de manera clandestina durante la dictadura.

En las casi cuatro décadas de trabajo de esta organización, agregó, han recuperado alrededor de 1.400 cuerpos, de los cuales pudieron devolver su identidad a 800 gracias a que pudieron cotejarlos con muestras genéticas dejadas por familiares de desaparecidos.

Sin embargo, señaló, ahora necesitan la colaboración de familiares que, por razones respetables, no se han acercado para realizar los estudios genéticos correspondientes.

"Siempre fuimos de esperar, de respetar los tiempos de las familias. Al interior mismo de las familias hay diferentes posturas. Nuestra búsqueda es gente fallecida, no viva, y uno puede pensar que dar una muestra de sangre sería solo eso, pero sabemos que no. Abre una serie de interrogantes y un montón de posibilidades de llegar a certezas que los familiares no han podido tener estos años", dijo.

Duelos inconclusos

Urquizu advirtió que algunos casos son más urgentes porque se trata de personas a las que, por su edad o estado de salud, o porque se van a ir del país, después ya no se les podrán tomar las muestras para compararlas con restos que, por su perfil genético, todavía son perfectamente identificables a pesar del tiempo transcurrido.

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Por eso, instó a que las personas que tienen familiares víctimas de desaparición forzada y todavía no se han acercado al EAAF, lo hagan sin importar el grado de parentesco, ya que a veces los parientes lejanos terminan siendo el nexo para que el cercano autorice la muestra.

"Lo planteamos como un cierre y una apertura, porque esta posibilidad de identificar a esta persona que fue enterrada sin nombre más de 40 años permite que esta familia pueda comenzar a transitar el duelo que todo ser humano necesita ante la pérdida de un ser querido", señaló.

Patricia Bernardi, fundadora del EAAF, explicó a la agencia estatal Télam que los 600 restos que todavía están sin identificar fueron encontrados en fosas comunes e individuales de cementerios de la provincia de Buenos Aires y son cuerpos esqueletizados de ambos sexos que presentan lesiones traumáticas.

"Nos falta la sangre de la familia de estas personas desaparecidas", insistió al aclarar que lo ideal es que las muestras sean de primera generación, es decir, padres, hijos y hermanos, aunque la de primos, tíos y nietos también puede ser útil.

El proceso se realiza de manera gratuita, con plena confidencialidad y sin importar el lugar del país del que llame el familiar interesado, ya que el EAAF cuenta con el equipo necesario para hacer una comparación masiva con su archivo de datos genéticos.