El Ministerio de Trabajo de España esta "estudiando" la posibilidad de reducir la jornada laboral en el país, según afirmó hace una semana el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, destacando además que, en su formación, Unidas Podemos, siempre han sido "partidarios" de esa medida. Iglesias hablaba concretamente de la posible implantación de la jornada laboral de cuatro días, o de 32 horas, en el mercado laboral español.
Los partidarios de esta medida defienden que podría tener ventajas evidentes en lo referente a la conciliación de la vida laboral con la familiar, y además sostienen que las escasas experiencias que existen en este sentido demuestran que esta reducción mejora la productividad de las empresas, abre nuevos espacios de participación en el mercado laboral y tiene incluso efectos medioambientales positivos a largo plazo.
En un tuit que se hacía eco de las palabras de Iglesias, la propia ministra española de Trabajo, Yolanda Díaz, aseguraba que "la reducción de jornada, el control de horas extraordinarias, el derecho a la desconexión o la conciliación son elementos que deben dialogar en este necesario debate". "El tiempo de trabajo exige una nueva concepción, que atraviese, como ya estamos haciendo, leyes y usos laborales", escribió también la ministra.
Lo cierto es que el panorama laboral contemporáneo, sacudido hasta sus cimientos por la reciente crisis del coronavirus, atraviesa tiempos extraños y delicados. Y su cuestionamiento integral va más allá de los efectos puntuales de la pandemia: en un mundo donde la población aumenta exponencialmente en paralelo a la progresiva mecanización y digitalización de muchos trabajos, el actual modelo laboral parece inevitablemente abocado a sufrir mutaciones profundas, definitivas y drásticas en mayor o menor medida.
La propia Organización Internacional del Trabajo (OIT) aborda la cuestión de manera tangencial en su reporte de 2019 titulado 'Trabajar para un futuro más prometedor', en el que afirma que "los trabajadores necesitan mayor soberanía sobre su tiempo" y asegura que "ejercer un mayor control sobre sus horas de trabajo mejorará su salud y su bienestar, así como el desempeño personal y empresarial".
También dicen desde la OIT que "el diálogo social es una herramienta importante para forjar acuerdos innovadores" para prevenir eso que llaman "la pobreza de tiempo". En este sentido animan a todos los actores del mercado laboral a confluir en una situación en la que "los trabajadores puedan mantener o aumentar sus ingresos, al mismo tiempo que reducen sus horas de trabajo".
Escasa voluntad política
Es en este contexto global en el que surge esta, de momento tímida, exploración del asunto desde el ala más izquierdista de la coalición que gobierna en España. Por ahora la cuestión está apenas en fase de sugerencia, casi de 'globo sonda', y desde el Gobierno solo asoma en forma de comentarios sin compromiso en los medios de comunicación o en las redes sociales, que tal vez permitan a los gestores públicos y a sus equipos medir la temperatura social de las reacciones.
Pero políticamente, el asunto permanece bloqueado casi desde su propio origen: hasta los diputados de Unidas Podemos han rechazado en el Congreso la enmienda a los Presupuestos presentada por los partidos Más País y Equo que defendía desplegar un proyecto piloto para ayudar a las empresas a ensayar la aplicación de una jornada laboral de cuatro días. Pese a que votó en contra, Iglesias calificó la iniciativa de "interesante".
Por su parte, Íñigo Errejón, líder de Más País, explicó en un video su respaldo entusiasta a la iniciativa, defendiendo que esa reducción del tiempo empleado en trabajar es "positiva para la salud", "positiva para el medio ambiente" y "positiva para la economía, porque incentiva la productividad".
Su partido sí tratará de dar trámite institucional a esta iniciativa, volviendo a presentar su propuesta en el Senado, para lograr que en los Presupuestos Generales del Estado se dediquen al menos 50 millones de euros a impulsar los primeros experimentos con esta nueva modalidad de jornada laboral.
Mientras tanto, desde el seno del Gobierno se aprecia poca voluntad de movilidad en este sentido. Este miércoles, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, dijo que no cree que en España haya "margen" para implantar una semana laboral de cuatro días. Fue en una entrevista en Catalunya Ràdio en la que también opinó que no le parece "que España sea un país que, con sus niveles de productividad y competitividad, tenga que dar prioridad a ese asunto".
Experiencia pionera en España
En la provincia española de Jaén existe ya una compañía que lleva un año funcionando con jornada reducida. Se trata de Software DelSol, una empresa de tecnología informática con menos de 200 empleados, que están entre los más envidiados del país por sus excelentes condiciones de trabajo.
Juan Antonio Mallenco, director de comunicación de esta empresa pionera en la implantación de la jornada de 32 horas, explica que esta reducción fue una idea que empezó a tomar forma en 2019. Sin embargo, sitúa su implantación definitiva como un "paso lógico" en un proceso que comenzó muchos años atrás, ante la necesidad de motivar a los empleados de una empresa que quería destacar en un mercado altamente competitivo ofreciendo un servicio excelente. "Teníamos claro que para tener un equipo motivado, además de bien formado, las condiciones laborales tenían que ser interesantes", explica Mallenco.
Para el momento en el que empezaron a funcionar así, el 2 de enero de 2020, la plantilla de DelSol era ya "un equipo maduro y comprometido con el proyecto", según el portavoz de la compañía. Pero hubo que hacer frente a un problema: "No teníamos referencias" reconoce Mallenco."Había algunos antecedentes: Microsoft en Japón había hecho una prueba durante tres meses, en Finlandia hubo otro intento… pero en general tuvimos que inventarnos nuestra manera de implantar una jornada de cuatro días en un ecosistema comercial de cinco días".
La prioridad era seguir atendiendo las demandas de un mercado que funciona cinco o seis días a la semana, manteniendo de puertas adentro la jornada de cuatro días semanales.
Finalmente hallaron la solución: todos aquellos departamentos que no trabajan de cara al público, trabajan de lunes a jueves y descansan todos los viernes. Mientras, el departamento de atención al cliente, que tiene unos 100 empleados, recurre a un 'planning' con diferentes turnos, "de manera que una semana se descansa el lunes, la siguiente el martes, la siguiente el miércoles, y así sucesivamente", explica Mallenco.
Para completar todos los turnos, Software DelSol contrató a 20 nuevos trabajadores, ejemplificando uno de los argumentos de los defensores de la jornada de 32 horas: si el tiempo de cada empleado se reduce, se crea espacio para que otros trabajadores puedan acceder al mercado laboral.
Mallenco se muestra muy satisfecho del sistema implantado en su empresa: "Todos trabajamos cuatro días a la semana, nuestros clientes no pierden calidad en la asistencia, hemos generado empleo, generamos ahorro (porque en los días en los que no se trabaja no hay consumo en la empresa), y hacemos que haya menos coches en la carretera, con lo cual también hacemos nuestra pequeña aportación para reducir la huella de carbono", explica.
Y además, en términos de productividad, la situación es inmejorable: la empresa ha cumplido sin problemas sus objetivos, incluso ha seguido creciendo en este año generalmente adverso para el tejido industrial del país. "Somos una empresa tecnológica –explica Mallenco– y durante el confinamiento se ha puesto en valor la digitalización de los procesos, el software".
La importancia de un "salario emocional"
Esa satisfacción que se desprende de los comentarios del director de comunicación se extiende, al parecer, al conjunto de los empleados de esta empresa jienense. "Hemos detectado un aumento del sentimiento de orgullo de pertenencia a la compañía", asegura Mallenco, que señala que las encuestas internas de la empresa arrojan resultados muy positivos en este sentido.
No en vano, la consultora 'Great Places to Work' ('Grandes lugares para trabajar'), que evalúa a las empresas por su calidad como entorno laboral, ha situado, en su ranking de 2020, a Software DelSol como la cuarta mejor compañía de toda España, en el segmento de empresas de entre 50 y 500 trabajadores.
Mallenco considera que el día libre resultante de reducir la jornada laboral en 8 horas cada semana se convierte en un importante "salario emocional" que los empleados agradecen de una forma especial. "Y además el tiempo es una moneda que no tributa a Hacienda", bromea.
Es importante señalar aquí que la disminución de la jornada no ha repercutido en ningún caso en una disminución del sueldo de los trabajadores. "El sueldo es el mismo, porque aquí no ligamos el sueldo a la cantidad de trabajo, sino a la calidad del trabajo, que es muy diferente", asegura el portavoz de la compañía.
Mallenco también insiste en otro punto clave, al asegurar que, cuando lo importante es la calidad del servicio y el mero cumplimiento de las tareas y los objetivos asignados, "trabajar cuatro días a la semana no significa trabajar menos".
Sin embargo, reconoce que este sistema que han conseguido implantar en su compañía no es fácilmente exportable al conjunto del tejido laboral español, ya que "España es un país en el que "casi el 95% del tejido empresarial está compuesto por pequeñas y medianas empresas ('pymes')", que no siempre disponen de margen real para acometer cambios de este calado.
No obstante, sí recomienda, tanto a los legisladores como a los empresarios, desarrollar y cultivar una mirada al trabajo en la que se tenga en cuenta la salud y el bienestar personal de los empleados, en el que el tiempo es sin duda un factor esencial.
David Romero
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