El pasado 3 de noviembre, el Gobierno de España aprobó un real decreto, impulsado por su Ministerio de Consumo, que limitaba la publicidad del juego de azar y las apuestas online en radio y televisión a la franja horaria de la madrugada, entre las 1:00 y las 5:00 horas. "Quedaremos libres de esta publicidad también en internet y los eventos deportivos", expresó el ministro Alberto Garzón.
La nueva norma elimina así el 90 % de los spots que se emiten en la actualidad y además prohíbe a los clubes deportivos firmar nuevos contratos de patrocino con las casas de apuestas para sus camisetas y estadios, en un país en el que 41 de los 42 clubes profesionales de fútbol tienen algún tipo de vinculación con este tipo de negocios.
La reacción del sector no se ha hecho esperar: desde la Unión de Trabajadores de Salones de Juego acusan a Podemos e Izquierda Unida (partido este último del que proviene el ministro Garzón) de criminalizar su actividad y de pretender acabar con este modelo de negocio.
El problema de la adicción al juego
El caso de Nicolás, que prefiere mantener el anonimato por respeto a su familia, es representativo del daño que la ludopatía puedo producir en las personas y en su entorno. Su vida se convirtió en un laberinto de mentiras para poder apostar. Según explica este madrileño, lo que más difícil le resultó siempre fue reconocer su adicción y pedir ayuda. Ahora lleva casi un año rehabilitándose y se muestra tajante sobre el efecto nocivo de la publicidad de las casas de apuestas.
En algunos barrios de Madrid, la rápida proliferación de las casas de apuestas generó preocupación entre los vecinos
"Lo mas dañino es que al jugador compulsivo le hace creerse todo lo que dicen", explica Nicolás. "Apuestas para solucionarte la vida y lo único que hace es quitártela", añade a modo de reflexión sobre la ludopatía.
En algunos barrios de Madrid, la rápida proliferación de las casas de apuestas y su presencia constante en los medios, generalmente en forma de publicidad y asociada a estrellas del deporte o a otras figuras de referencia, generó preocupación entre los vecinos. Las manifestaciones en los barrios obreros contra este tipo de negocios fueron de hecho muy frecuentes antes de la pandemia. Últimamente se han vuelto a producir también.
Mercedes Lopez, una participante en una de esas concentraciones, expresa su preocupación por el impacto de esos mensajes publicitarios en los más jóvenes: "Con 15 años quiere hacer lo que hacen sus ídolos, lógicamente", asegura, advirtiendo que los anunciantes "están jugando con un material muy sensible, que son los niños".
Discrepancias sobre la gravedad del problema
En ese sentido, el ministro Garzón justificó las restricciones impuestas desde su departamento argumentando que España vivía, hasta la promulgación del citado decreto ley, "en una suerte de ley de la selva" en materia de publicidad, que permitía que "cualquier operador de juego de apuestas" pudiese "publicar cualquier tipo de mensaje".
El Gobierno considera que las 200.000 personas que presentan "trastornos en el juego o juego problemático" constituyen "un problema de salud pública"
Para el sector, sin embargo, las nuevas restricciones son excesivas, ya que, según sus datos, menos del 0,5 % de la población de entre 15 y 65 años presenta patologías asociadas a los juegos de azar. Desde la asociación de juego online Jdigital, destacan que los jóvenes españoles están incluso por debajo de la media europea en cuanto al consumo de estos servicios.
Andrea Vota, director General de este organismo, destaca en esa línea que "los datos oficiales no se corresponden realmente con el relato que esta haciendo el Gobierno para justificar las prohibiciones del real decreto".
No obstante, desde el Ministerio de Consumo siguen considerando que las aproximadamente 200.000 personas que presentan "trastornos en el juego o juego problemático" en España constituyen "un problema de salud pública" contra el que hay que intervenir. La reducción de la publicidad de las apuestas deportivas ha sido un paso en ese sentido, del que habrá que calibrar el alcance con el paso del tiempo.