El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, tachó este miércoles de "deficiente" la posición de que un "silencio de Moscú implica su culpabilidad" respecto a los nuevos informes sobre el supuesto envenenamiento del opositor ruso Alexéi Navalny.
"Ya estamos acostumbrados a que EE.UU. y otros países occidentales simplemente anuncien en los medios de comunicación nuevas acusaciones contra Rusia, ya sean sobre 'hackers' o algún tipo de noticia sensacional sobre el doble o incluso triple envenenamiento de Navalny", señaló el canciller.
Lavrov dijo que es "divertido" leer este tipo de noticias, pero aseveró que la manera en que se presentan "solo demuestra una cosa". "Nuestros socios occidentales carecen de estándares éticos y carecen de habilidades para el trabajo diplomático normal, y [se ve] una falta de voluntad para cumplir con las normas legales internacionales cuando se trata de establecer los hechos", subrayó.
"Y su lógica es la siguiente: 'bueno, anunciamos, por ejemplo, nuevos hechos que fueron descubiertos por los servicios especiales alemanes sobre el envenenamiento de Navalny, y Moscú ha estado en silencio durante dos días. Si guarda silencio significa que es culpable'. En mi opinión, la deficiencia de esta posición es obvia para cualquier persona cuerda", declaró el ministro.
Previamente, los portales Bellingcat y The Insider publicaron una investigación conjunta con la CNN y Der Spiegel, en la cual afirman que identificaron a los implicados en el supuesto envenenamiento de Navalny. En la investigación se alega, en particular, que un grupo de integrantes del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) estuvo siguiendo los pasos de Navalny durante años y está detrás del envenenamiento del opositor.
Bellingcat además sugirió que "es posible que hubiera habido intentos anteriores para envenenar a Navalny", uno de ellos en la ciudad rusa de Kaliningrado, cuando la esposa del opositor, Yulia, se sintió mal por una razón desconocida.
Por otra parte, la semana pasada el periódico británico The Sunday Times reportó, citando a fuentes anónimas de Inteligencia de países occidentales y servicios especiales alemanes, sobre el segundo intento de envenenamiento a Navalny, que presuntamente tuvo lugar mientras el opositor se encontraba hospitalizado en Omsk. El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, tachó este reporte de "disparate".
Navalny fue hospitalizado en Omsk el 20 de agosto después de que se sintiera mal durante un vuelo. Más tarde fue trasladado a Berlín, Alemania, para recibir tratamiento.
El 2 de septiembre, el Gobierno alemán anunció que los resultados de las pruebas del laboratorio especial de la Bundeswehr concluyeron que el opositor ruso fue envenenado con un agente químico nervioso del grupo Novichok.
Moscú reiteró que desde el primer momento no ha ocultado nada sobre el caso del opositor ruso, y que busca establecer un diálogo con sus colegas de Alemania para recibir información sobre la sustancia que, según sus estimaciones, estaba presente en el cuerpo de Navalny.
La semana pasada, el presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que la Fiscalía General y el Comité de Investigaciones de Rusia están revisando la situación sobre el posible envenenamiento de Navalny, pero no pueden abrir un caso penal en Rusia por falta de materiales relevantes. Putin recordó que la Fiscalía rusa ha pedido repetidamente a sus socios extranjeros que le envíen "al menos una conclusión oficial escrita sobre los resultados de su investigación". Según el mandatario, no solo "nadie" entrega a Rusia los materiales que pide, sino que tampoco pueden "explicar por qué". "Estamos listos para aceptarlos, vengan con los materiales, muéstrennos dónde está este 'Novichok'", señaló Putin.