Una brusca liberación de glutamato en el espacio extracelular del cerebro puede estar detrás de las migrañas 'con aura', es decir, aquellas que están acompañadas de síntomas como trastornos visuales y sensación de hormigueo en los labios y una mitad de la cara.
Según comunicó este lunes la Universidad de Utah (EE.UU.), este compuesto, que funciona como un transmisor clave de señales del sistema nervioso y también es utilizado como aditivo alimentario, provoca despolarizaciones en el tejido cerebral y se propaga en "ondas parecidas a un tsunami".
El equipo investigador se refiere a la dinámica del glutamato en el cerebro también con las palabras "plumas, o ráfagas" y dice que probablemente está relacionada con varias patologías, como por ejemplo los accidentes cerebrovasculares y las lesiones cerebrales traumáticas. Sin embargo, en lo que refiere a la migraña, es un "mecanismo completamente nuevo", según afirmó el profesor de neurología Kevin Brennan, uno de los investigadores de este factor bioquímico de los dolores de cabeza.
El estudio, publicado en la revista Neuron, se llevó a cabo en ratones de laboratorio, pero aborda procesos fisiológicos comunes para los mamíferos, incluido el ser humano. Además, el efecto se descubrió en los ratones portadores de un gen humano que contribuye al desarrollo de una de las variedades de migraña en las personas.
Las despolarizaciones diseminadas no son tan conocidas como las convulsiones, otro tipo de excitación del cerebro, pero son igualmente comunes, explicó el equipo científico dirigido por el neurólogo Patrick Parker. Bajo ciertas condiciones, como un derrame o un traumatismo cerebral, las despolarizaciones diseminadas pueden ser tan dañinas como las convulsiones.
El equipo utilizó un glutamato fluorescente y demostró que su propagación por los nervios permitía predecir el inicio de estas despolarizaciones en cada región cerebral particular. Las ondas, que los científicos comparan con tsunamis, parecían expandirse desde una ubicación central hacia los márgenes.
Al suprimir esta propagación, también se inhibían las despolarizaciones, algo que muestra que ambos procesos no simplemente coincidían, sino que las ráfagas de glutamato "están involucradas en la creación" de las despolarizaciones, según estimó Parker.
Para un mejor entendimiento de esta dinámica, los autores proponen imaginar una reacción en cadena iniciada por una célula nerviosa que se dispara con fuerza. Cuando eso sucede, la célula libera grandes cantidades de glutamato (entre otras sustancias), suficientes para hacer que las neuronas contiguas también se disparen. Esas a su vez hacen que sus vecinas también se disparen y una oleada de disparos barra el cerebro.
Parker y sus colaboradores esperan profundizar en su comprensión de este mecanismo en el futuro y también establecer el vínculo entre las ráfagas de glutamato y otros trastornos neurológicos, con miras a un posible tratamiento.
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