Un nuevo estudio liderado por el biólogo marino Eduardo Sampaio de la Universidad de Lisboa grabó a un pulpo golpeando a peces y sugiere que este comportamiento del cefalópodo se debe a pura malicia.
Los pulpos y los peces a menudo forman equipos para cazar presas. "Dado que se unen varios socios (a la caza), esto crea una red compleja donde la inversión y la rentabilidad pueden desequilibrarse, dando lugar a mecanismos de control entre los individuos", expuso Sampaio en su cuenta de Twitter.
Ello explicaría por qué los cefalópodos a veces adoptan esta actitud agresiva hacia algunos de sus 'ayudantes'. Los investigadores plantean la hipótesis de que la mayor parte de esos golpes tienen como objetivo mantener a los peces controlados durante la caza, ya sea para disuadirlos de la presa, reubicar su posición o incluso expulsarlos de la caza por completo.
No obstante, también fueron observados golpes que no tenían una explicación práctica aparente.
En estos casos, los científicos contemplan dos posibles escenarios teóricos. En el primero, los beneficios prácticos son ignorados por completo por el pulpo y el golpe es un comportamiento simplemente malicioso. En el otro escenario, los golpes pueden ser una forma de agresión con beneficios tardíos, pues de esta manera los pulpos castigarían a los peces que se "portan mal" con el objetivo de promover un comportamiento colaborativo.
"Los casos documentados de cambios constantes en el comportamiento de los individuos después de la retroalimentación negativa son raros en especies no humanas, por lo que su uso potencial por los pulpos durante la caza colaborativa merece una mayor investigación", concluyen los autores del estudio.