Un equipo de arqueólogos israelíes identificó la herramienta más antigua conocida hasta ahora, que se usaba para moler o raspar hace unos 350.000 años.
Se trata de un adoquín, un tipo de piedra pequeña y redondeada, que precedió al Homo sapiens por lo menos unos 50.000 años, que fue hallado en la década de 1960 en la cueva Tabun del monte Carmelo, en el norte de Israel, pero estudiado a fondo solo en la actualidad. Anteriormente, se suponía que este tipo de herramientas no se habían introducido hasta mucho más tarde, hace aproximadamente 200.000 años, revelaron los investigadores de la Universidad de Haifa, informa The Times of Israel.
"Si bien la herramienta es aparentemente 'sencilla', su temprana aparición y el hecho de que no tenga paralelo en una etapa tan temprana de la evolución humana le dan importancia mundial", afirmaron los arqueólogos.
Los científicos detallaron en su estudio, publicado en la revista Journal of Human Evolution, que los homínidos prehistóricos la utilizaban para "raspar con delicadeza", sin embargo, todavía se desconoce con qué fin exactamente.
Una forma diferente de trabajar
Aunque anteriormente se encontraron herramientas de piedra más antiguas, que datan de hace 1,5 millones de años, con evidencia de golpes o martillazos, que son movimientos verticales, el artefacto recién descubierto parecía ser la primera piedra utilizada para el desbaste, un guijarro de dolomita, con marcas similares a las encontradas en las herramientas posteriores de ese tipo. Ron Shimelmitz, uno de los autores del estudio, explicó que la abrasión, que requería un movimiento horizontal, fue una forma diferente de trabajar.
"El pequeño adoquín es de inmensa importancia porque permite determinar los primeros orígenes de la acción de la abrasión y cómo las capacidades cognitivas y motoras, que se desarrollaron durante la historia humana, evolucionaron finalmente hasta convertirse en fenómenos importantes en la cultura humana hasta el día de hoy, implicando principalmente la abrasión y el desarrollo de técnicas de producción de alimentos, el asentamiento estacionario, la agricultura, el almacenamiento y, más tarde, un aumento de la complejidad social y económica", subrayaron los investigadores.
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