Las enanas ultrafrías son pequeños objetos estelares con bajas temperaturas efectivas en la superficie. Incluyen aproximadamente el 15 % de las estrellas en la vecindad cósmica inmediata del sistema solar.
Aunque estos cuerpos celestes no suelen ser muy activos, de vez en cuando sus campos magnéticos se rompen y se reconectan de maneras que los llevan a estallar, con tremendas explosiones de radiación y plasma.
Hasta hace poco más de dos años, la estrella SDSSJ013333 no atrajo mucha atención de los astrónomos. Ubicada a unos 490 años luz del Sol, esa enana ultrafría ordinaria solo podía verse con un poderoso telescopio.
El interés cambió cuando, en 2018, astrónomos chinos notaron que de la estrella emanaba un estallido de radiación inusualmente poderoso. El portal Science Alert informó sobre los resultados de sus observaciones.
A fines de 2018, un observatorio ubicado cerca de Pekín registró una súper llamarada, cuya fuente no se identificó de inmediato. Después de alcanzar su punto máximo en poco menos de un minuto, todo el evento, una llamarada solar denominada GWAC 181229A, duró unas pocas horas. Pero dado su origen, valdría la pena considerarlo para los libros de récords, según los investigadores.
Resultó que provenía de una estrella discreta, la denominada SDSSJ013333. El objeto era tan oscuro y distante que los astrónomos tuvieron dificultades para precisar exactamente qué tan lejos estaba. No es una estrella de la que esperas que explote algo tan brillante, señaló el medio.
Por lo general, una llamarada típica, medida en una unidad de energía llamada ergio, puede producir alrededor de 10 ^ 30 ergios. Las superllamaradas pueden alcanzar hasta 10 ^ 36 ergios. Los astrónomos estimaron que SDSSJ013333 liberó un poco más de 10 ^ 34 ergios de energía, lo que representa posiblemente una de las llamaradas más potentes jamás registradas para una estrella de su clase.