Señales parecidas a ondas gravitacionales de baja frecuencia fueron detectadas tras más de 12 años de trabajos del observatorio NANOGrav, de EE.UU. y Canadá.
Este tipo de ondas son causadas por el movimiento de cuerpos extremadamente grandes. Los astrónomos no pueden observarlas directamente, como hacen con las estrellas y las galaxias, sino que para detectarlas deben medir sus efectos, que, además, suelen ser minúsculos, como por ejemplo pequeños cambios de posición de otros objetos, entre ellos la propia Tierra.
Como puntos de referencia, los científicos decidieron utilizar pulsares distantes, unas estrellas cuya característica es que giran rápidamente y a intervalos regulares, por lo que se las conoce como "cronómetros del universo". Las ondas gravitacionales causan pequeñas oscilaciones en el espacio-tiempo, de manera que la regularidad de los pulsares se ve afectada.
Las observaciones estuvieron obstaculizadas por la presencia de ruido blanco, pero los científicos lograron eliminar de los datos recolectados las interferencias de la materia de nuestro sistema solar, así como ciertos errores en la recogida de datos.
"Es increíblemente emocionante ver emerger una señal tan fuerte de los datos. Sin embargo, debido a que la señal de ondas gravitacionales que estamos buscando abarca toda la duración de nuestras observaciones, debemos comprender cuidadosamente nuestro ruido. Esto nos deja en un lugar muy interesante, donde podemos descartar rotundamente algunas fuentes de ruido conocidas", explica el astrónomo Joseph Simon, que participó en el estudio, en un comunicado de NANOGrav publicado este lunes.
Al mismo tiempo, el investigador indica que las oscilaciones detectadas necesitan ser comprobadas: "Todavía no podemos decir si la señal es realmente de ondas gravitacionales. Para eso, necesitaremos más datos".
Por su parte, el presidente de NANOGram, Scott Ransom, indica que tratar de detectar este tipo de ondas "requiere paciencia".
"Actualmente estamos analizando más de una docena de años de datos, pero una detección definitiva probablemente llevará un par de años más. Es magnífico que estos nuevos resultados sean exactamente lo que esperaríamos ver a medida que nos acercamos a una detección", resaltó Ransom.
El estudio de las ondas gravitacionales de baja frecuencia podría ayudar a responder a varias preguntas abiertas de la astrofísica, entre ellas el mecanismo de formación de los agujeros negros masivos y la colisión de las galaxias, opinan los investigadores.
El artículo que describe las observaciones fue publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters.
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