Activistas por los derechos de los animales denunciaron que los tripulantes de un pesquero japonés mataron a una ballena a la que mantuvieron bajo el agua durante 20 minutos hasta que se ahogó. Después, la levantaron, la cubrieron con una lona y la trasladaron para su despiece.
La organización Life Investigation Agency (LIA) documentó la cacería y registró el momento en que el cetáceo, una ballena minke apodada Hope, murió este lunes 11 de enero frente a las costas de la ciudad de Taiji, en el sureste de Japón.
"Se sacudía violentamente y la sangre salpicaba, pero los pescadores se reían mientras trabajaban. Fui testigo de la agonía y me temblaban las manos", afirmó Ren Yabuki, director de LIA, quien aclaró que la "matanza de ballenas minke solo pueden llevarla a cabo personas autorizadas y durante un período permitido". Sin embargo, expresó que si un ejemplar queda atrapado en "una red fija básicamente tiene que ser liberado".
Poco antes de la muerte de la ballena, Yabuki había comentado que el animal había hecho repetidos intentos para escapar, "atacando la red una y otra vez, golpeándola con la cabeza y la espalda". Agregó que, cuando se dio cuenta de que así no iba a salir, "comenzó a girar en pequeños círculos", lo que definió como "el mismo comportamiento anómalo de los animales en los acuarios".
Por su parte, Humane Society International (HSI) de Australia manifestó que el animal habría estado atrapado en las redes durante 19 días, desde el 24 de diciembre, bajo el pretexto de "captura accidental".
Georgia Dolphin, gerente del programa de bienestar animal de HSI, advirtió que "muchas ballenas tienen un final brutal cada año frente a la costa de Japón". "Son las víctimas silenciosas de la continua caza comercial de ballenas en Japón. Lo raro es que fuera presenciado", añadió.
"HSI cree que atrapar deliberadamente a ballenas durante períodos prolongados bajo la apariencia de 'captura accidental' es inhumano y pide al pueblo de Japón que se pronuncie en contra de esta crueldad", siguió Dolphin.
El descargo
La oficina de Asuntos Balleneros de la Agencia de Pesca de Japón emitió un comunicado en el que explicó que, "si las ballenas quedan atrapadas accidentalmente en redes de pesca, como principio, la Oficina pide a los pescadores que las liberen en la medida en que sea seguro y posible hacerlo". En caso contrario, "están autorizados a utilizarla para alimento o a desecharla de manera adecuada".
La caza de ballenas está prohibida según la Comisión Ballenera Internacional, pero Japón abandonó el acuerdo en 2019, lo que le permitió continuar con la actividad. "La matanza comercial de ballenas está sujeta a una prohibición mundial, pero Japón ha tratado de escapar de la prohibición dejando la Comisión. En consecuencia, continúan matando ballenas con propósitos comerciales completamente fuera del marco o del derecho internacional", concluyó Dolphin.