Irán ha comenzado unos ejercicios navales en el Índico durante los cuales probará dos nuevos buques de guerra de fabricación nacional. El simulacro tiene lugar en medio de tensiones con Estados Unidos y días después de la aprehensión por parte de Teherán de un petrolero surcoreano.
El objetivo de las maniobras Eghtedar 99, de dos días de duración, es comprobar la capacidad de "reaccionar de manera oportuna y eficaz" contra las amenazas, según comentó el subcomandante para la coordinación de los ejercicios, el contralmirante Hamzeh Ali Kaviani.
El portahelicópteros Makran ha sido incorporado oficialmente a la Armada iraní este miércoles. Un reportero de Press TV describió al nuevo buque como uno de los mayores navíos jamás producido por el país. La agencia Mehr detalla que la nave tiene una autonomía de 1.000 días y capacidad para transportar 100.000 toneladas de combustible y agua potable.
Según el comandante de la Armada iraní, el contralmirante Hossein Khanzadi, el Makran puede embarcar hasta siete helicópteros y apoyar a los buques que operen en el Índico, el mar Rojo y el estratégico estrecho de Bab el Mandeb, que conecta al mar Rojo con el golfo de Adén.
El segundo navío puesto a prueba durante las maniobras es la veloz y maniobrable fragata portamisiles Zereh, que se destinará a defender las aguas sureñas del país.
Los ejercicios se llevan a cabo en medio de las sanciones estadounidenses contra el sector energético y financiero de Irán. La tensión entre ambos países alcanzó un pico en enero del año pasado, cuando el general iraní Qassem Soleimani fue asesinado en un ataque aéreo estadounidense en Bagdad (Irak).
La semana pasada, el Pentágono revocó su decisión de retirar a su portaaviones USS Nimitz de aguas de Oriente Medio "debido a las recientes amenazas emitidas por líderes iraníes hacia el presidente Trump", según declaró el secretario de Defensa de EE.UU. en funciones, Christopher Miller.
La situación de tensión en la región se ve aumentada asimismo por las ocasionales detenciones de petroleros en el golfo Pérsico por parte de Irán.
Así, Teherán incautó el pasado 4 de enero un petrolero surcoreano acusándolo de violaciones medioambientales. El incidente se produjo en un momento en el que el Gobierno iraní demanda a Seúl que desbloquee sus activos en los bancos surcoreanos.