Una autobiografía de Dennis Nilsen, uno de los asesinos en serie y necrófilos más prolíficos del Reino Unido, promete develar una serie de nuevos delitos. El libro, titulado 'History of a Drowning Boy' ('historia de un chico que se ahoga') y publicado por la editorial RedDoor Press, saldrá a la venta la próxima semana y recoge información tomada de notas escritas por Nilsen desde la cárcel de Full Sutton, donde cumplía cadena perpetua desde 1983.
De acuerdo con el diario The Sunday Times, la obra incluye la confesión de un ataque sexual a un soldado ebrio diez años antes de que cometiera su primer asesinato en 1978 y del estrangulamiento de al menos dos hombres más, crímenes que no eran del conocimiento de las autoridades. Entre otras confesiones, Nilsen niega haber practicado canibalismo, pero admite haber reflexionado sobre las "posibilidades culinarias" de sus víctimas, subraya el medio británico.
'History of a Drowning Boy' es trabajo de Mark Austin, un diseñador gráfico de Bedfordshire al cual Nilsen decidió dar en herencia 6.000 páginas de notas escritas a máquina sobre su vida. Austin había forjado un vínculo con el psicópata desde que le escribió a la cárcel "por curiosidad" en 1991 y desde entonces se convirtieron en "amigos por correspondencia" e intercambiaron hasta 800 cartas. Lo visitó en la prisión unas 70 veces y luego de su muerte, en 2018, recortó y transformó en una autobiografía los escritos.
La publicación de estas memorias ha provocado indignación entre las familias de las víctimas de Nilsen. "Ya ha hecho bastante daño. Es una bofetada en la cara. Es como si todavía se estuviera riendo de nosotros desde el más allá de la tumba. Cuando murió, este libro debería haber muerto con él", dijo un amigo cercano a un familiar en duelo.
Dennis Nilsen asesinó a entre 12 y 15 hombres jóvenes entre 1978 y 1983. Enterró bajo el suelo de su casa algunos de los cadáveres para luego desmembrarlos y quemarlos en el jardín, para deshacerse del olor de la carne en descomposición y evitar levantar sospechas.
Nilsen admitió con posterioridad que realizaba actos sexuales con algunos de aquellos cuerpos sin vida. Conocía a sus futuras víctimas, adolescentes y hombres, en bares o en el transporte público de Londres, ofreciéndoles techo o alcohol. La primera víctima tenía solo 14 años. La Policía detuvo al asesino solo después de una limpieza de alcantarillado atascado que puso al descubierto restos de sus víctimas.