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Un fiscal holandés revela su plan para colaborar con Argentina y extraditar a un expiloto acusado por los "vuelos de la muerte"

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Ward Ferdinandusse responde a una acusación por "delitos internacionales", luego de idear una estrategia para lograr que el exaviador de la Armada fuese juzgado en su país de origen.
Un fiscal holandés revela su plan para colaborar con Argentina y extraditar a un expiloto acusado por los "vuelos de la muerte"

El fiscal holandés Ward Ferdinandusse reconoció ante un tribunal de Rotterdam que tramó un plan para detener y extraditar al expiloto militar argentino Julio Poch, acusado por los llamados 'vuelos de la muerte' cometidos durante la última dictadura, y declarado inocente por falta de pruebas, informó el medio local NRC

Poch, de nacionalidad argentino-holandesa, pasó ocho años en prisión en Argentina antes de ser absuelto en 2017, en el marco de la megacausa ESMA por 768 delitos de lesa humanidad. Desde entonces ha regresado a los Países Bajos y está demandando al gobierno neerlandés por cinco millones de euros por daños y perjuicios, mientras que el fiscal Ferdinandusse responde a una acusación por presuntos delitos internacionales.  

La acusación que pesaba sobre Poch se basaba en la denuncia de uno de sus excompañeros de trabajo en la compañía aérea Transavia de Países Bajos, tras la cual Ferdinandusse (45) tomó el caso en 2008. Fue su primera investigación penal de importancia. 

¿Una revelación inoportuna?

Según declararon varios testigos, en una cena en Bali, en 2003, el aviador se habría jactado frente a sus compañeros de tripulación de la línea Transavia de su participación en los 'vuelos de la muerte', mediante los cuales, en el marco del plan de tortura y exterminio que llevaba adelante el gobierno de facto, cientos de disidentes detenidos ilegalmente eran drogados y arrojados al Río de la Plata y al mar Atlántico.

En 2008, mientras se impulsaban en Argentina decenas de juicios por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico militar (1976-1983), el fiscal Ferdinandusse viajó al país suramericano junto a otros colegas, y realizaron allí un recorrido por las antiguas celdas de tortura de lo que fuera la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el mayor centro clandestino de detención, hoy convertido en Museo de la Memoria. Meses después, el juez federal argentino a cargo del caso, Sergio Torres, visitó los Países Bajos.

Sin embargo, los investigadores de ambos países tenían una dificultad para avanzar en el caso: el tratado de extradición bilateral no permitía a los holandeses extraditar a sus propios ciudadanos. De modo que Fernandusse ideó un plan para detener a Poch en otro lugar.

El ardid del fiscal holandés

"Les informé a los argentinos que podíamos cooperar en el arresto de Poch en otro país. Señalé que los argentinos podrían solicitar los movimientos de Poch, según una solicitud de asistencia legal", alegó el fiscal frente al tribunal.

Según explicó, las autoridades judiciales holandesas no podían ponerse de acuerdo entonces sobre si deberían compartir los datos de viaje de sus propios ciudadanos con Argentina. En julio de 2009, sin embargo, el Ministerio de Justicia y la cúpula del Ministerio Público decidieron que los Países Bajos no debían proporcionar esa información a Buenos Aires, porque podría ser calificado como "una interpretación encubierta" de la culpabilidad de Poch. 

No obstante, unos meses más tarde, el fiscal descubrió que la posición de sus superiores "no estaba escrita en piedra", por lo que escribió una nota argumentando las razones de una posible cooperación con la Justicia argentina. Su escrito tuvo éxito. 

"Recibí un mensaje de la fiscal Digna van Boetzelaer de que estaban de acuerdo con la provisión de movimientos de viaje", declaró Fernandusse.

Detención en España

En 2009, en su último vuelo antes de jubilarse, Poch fue arrestado en el aeropuerto de Valencia, España, y enviado a Argentina para ser sometido a juicio, junto con otros 67 acusados.  

Poch sostuvo frente a Tribunal Oral Federal 5 que aquello que habían dicho sus colegas sobre lo ocurrido no era cierto, sino que había sido malinterpretado posiblemente por el "abundante alcohol" que hubo durante la cena. También los acusó simplemente de "mentirosos". 

Su versión se contradice con lo relatado por Tim Eisso Werrt, quien compartió vuelos con Poch como copiloto. Según Werrt, en esa cena "hubo un momento en el que Poch contó cuando, a bordo de su avión, se echaba fuera de la borda a personas con vida, con el fin de ejecutarlas".

Según el relato, Poch se habría mostrado convencido de que lo sucedido allí no eran horrendos crímenes contra presos políticos, sino parte de una 'guerra contra la subversión', en la que había muertes de los dos lados. De acuerdo con la historia de Werrt, la velada terminó con fuertes discusiones por los dichos del argentino y casi llega a los golpes.

El ministro de Justicia holandés, Ferd Grapperhaus, confirmó el año pasado que la idea de avisar a los argentinos de que Poch volaría a España provino de un trabajador de la fiscalía no identificado.

A fines de este mes, la denominada comisión Machielse, a cargo de la investigación, dará a conocer un informe sobre el accionar de las autoridades judiciales holandesas respecto al caso Poch.  

Actualmente, Ferdinandusse es uno de los tres fiscales públicos en el caso del vuelo MH17 de Malaysia Airlines, que fue derribado en el este de Ucrania en 2014.

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