Al menos un civil y un policía han resultado heridos como consecuencia de un nuevo estallido de violencia en el marco de una protesta de granjeros indios cerca de Nueva Delhi, al borde del barrio capitalino de Singhu, donde miles de agricultores llevan dos meses acampados en desacuerdo con las reformas agrícolas del Gobierno.
Los enfrentamientos empezaron después de que la Policía de Tráfico de Nueva Delhi cerró la frontera con Singhu, así como otros puntos de cruce.
Luego, varios grupos de lugareños entraron en la zona de acampada de protesta, arrojaron piedras contra los granjeros y trataron de destruir varias tiendas de campaña. Tras la escaramuza, agentes lanzaron gases lacrimógenos y emplearon porras contra la multitud.
Otro enfrentamiento, entre granjeros y la Policía antidisturbios, se ha registrado este 29 de enero en el este de capital: los agentes han intentado despejar otro lugar de protesta, pero la mayoría de los agricultores se ha negado a moverse y sus líderes han declarado que cualquier retirada constituiría una rendición.
"Preocupados por la prepotencia de la Policía, miles de agricultores, que no formaban parte de la protesta, han venido a reforzar nuestro movimiento", dijo a Reuters este viernes Rakesh Tikait, presidente de Bharti Kisan Union, uno de los sindicatos de agricultores más grandes del país.
Contra con la reforma agrícola
Los violentos enfrentamientos empezaron este martes, cuando decenas de miles de granjeros que estaban asediado la capital india, irrumpieron en el complejo histórico Fuerte de Delhi en medio de protestas contra las reformas agrícolas que amenazan la fuente de ingreso de centenares de millones de personas.
Varios grupos de manifestantes han utilizado grúas y tractores para destruir las barricadas policiales, mientras que los agentes lanzaron gases lacrimógenos.
Nueve rondas de negociaciones con sindicatos agrícolas no lograron calmar las protestas y, aunque el Gobierno ofreció aplazar la reforma 18 meses, los agricultores demandan que se revoque por completo. Los pequeños productores creen que las nuevas regulaciones gubernamentales socavan su posición en el mercado favoreciendo a competidores mayores y amenazando con alterar una gran parte de la economía.