Si ya es arriesgado pendular en el vacío, sostenido de un cable a más de 200 metros sobre el cañón de un río, la sola idea de armar una hamaca y acostarse a esa altura pareciera imposible, aunque no lo sea en Colombia.
En el municipio de San José de Isnos, en el departamento del Huila, en el suroeste del país, confluye uno de los ramajes de la Cordillera de los Andes y el Macizo Colombiano, la estrella hídrica más importante de ese país. Esa particularidad geográfica hace que la zona se caracterice por caídas de agua, montañas y un clima agradable, además del Parque Arqueológico de San Agustín, patrimonio de la humanidad.
Adrenalina Extrema es una empresa familiar ubicada en la vereda El Mortiño de ese municipio del suroccidente del Huila, que se dedica al turismo de aventura con actividades como canopy –que consiste en suspensión y deslizarse a través de cables fijados en dos extremos–, torrentismo, puentes tibetanos para niños, ciclismo aéreo y hamacas sobre el cañón del río Magdalena, el más importante de Colombia.
¿Cómo comenzó todo?
Jhon Hoyos Martínez, quien tomó la iniciativa de iniciar el proyecto en 2016, es un profesional de seguridad y salud laboral con especialización en trabajo seguro en alturas. "De ahí nace la pasión por los equipos y las instalaciones de ese tipo. Quería que cualquier persona pudiera hacer actividades de aventura y de adrenalina en la altura", afirma.
Explica que aunque nació en el Huila, se trasladó en 2009 a Antioquia, a unos 700 kilómetros de distancia, donde se radicó. Ahí participó en el proyecto 'La casa en el aire', un hostal en el sector Abejorral, erigido sobre una piedra, donde también se hace canopy y colgado de hamacas, a menor altura. "De allí nace la idea de separarme y hacer un proyecto donde pudiera involucrar a mi familia", dice.
Su experiencia en el área de seguridad en las alturas y el servicio rodeado de expertos en el tema logró cristalizar su iniciativa en su lugar de origen.
¿Una hamaca en el aire?
Este reto no contempla sentarse en una hamaca ya colgada ni esperar a que alguien del personal de Adrenalina Extrema la arme. "Lo que proponemos es experiencia, el susto, la risa, la tembladera, el sudor; que finalmente se atrevan a hacerlo", sostiene.
"Como en la familia tenemos diferentes profesiones, hablamos con mi hermana, que estudiaba Psicología, y relacionamos esta actividad con el temor que tienen las personas de enfrentarse a hacer cosas diferentes, sobre todo en las alturas: no todos estamos preparados para eso", recuerda.
Considera que por instinto de supervivencia, algunos se aferran al cable porque temen caerse: "Estar en la mitad del recorrido que une a la cordillera oriental con la central, sobre el cañón del río Magdalena, y tener que soltar las manos para armar la hamaca, es un paso demasiado importante para vencer los miedos".
Jhon basa lo que dice en su propia experiencia. "Lo hice una vez. La persona que monta la hamaca sale con una mentalidad diferente: 'lo hice', 'ahora puedo hacer lo que se me presente en el camino', 'voy a empezar a vencer cualquier obstáculo porque fui capaz'", explica.
Cuando las personas se enfrentan al reto, las reacciones son diversas. Recuerda entre risas las ocasiones en las que el machismo resulta abatido: "Llega el hombre y dice 'yo soy capaz', mientras que la mujer está un poco apaciguada, con temor. Cuando vemos, es ella quien lo monta a la hamaca mientras que él trata de nivelarla o dice que no puede, que no se atreve. Aquí vemos que no existe eso que llaman 'género débil'".
¿Quiénes pueden?
Si la persona optó por lanzarse a esta aventura, debe hacer una autoevaluación previa. Además de ese diagnóstico individual, no debe estar bajo los efectos de alcohol, sufrir de vértigo o tener alguna patología o condición que impida realizar la actividad.
Luego de este paso, recibe una inducción en tierra firme sobre los equipos, el procedimiento que tendrá que llevar a cabo (posicionarse, poner las cintas, templar la hamaca y subirse) y los riesgos. Además de esto, los facilitadores vigilan a quienes podrían tener dificultades para desplazarse hasta donde están y asistirlos.
Se debe tener en cuenta que el cable superior por donde se trasladará la persona tiene 536 metros y el inferior 484 metros. En el punto cero de gravedad se hace la hamaca y el recorrido total es de aproximadamente un kilómetro, porque hay dos tramos.
Para enfrentar este desafío de suspensión en la hamaca por unos 15 o 20 minutos, se puede ir solo, en pareja o pedir el acompañamiento de una guía "sobre todo para las fotos", bromea Jhon.
Las bicicletas aéreas
Como en este parque las cosas se hacen lejos de la superficie, el desplazamiento en bicicletas no es diferente.
Las ciclas, como también se les llama en Colombia, se aseguran a un cable superior e inferior. Además, hay una cuerda de seguridad adicional que es independiente.
Aunque parezca imposible, para pedalear no es necesario saber manejar bicicleta, ni mantener el equilibrio. Esto hace que puedan participar niños, siempre y cuando alcancen los pedales. El recorrido es de 260 metros.
Más actividades en las alturas
Otras opciones que ofrecen el parque temático son el canopy, donde pueden participar menores de hasta cuatro años acompañados por una guía, e incluso mascotas. No hay una edad límite. "Mi mamá, de 78 años, hasta el año pasado hacía canopy", cuenta Jhon.
En cuanto al torrentismo, se trata de hacer rappel por una cascada de 28 metros, cuyo nacimiento está a 200 metros, por lo que tiene un flujo constante y no se crece con las precipitaciones.
Los puentes tibetanos son pasos con diferentes obstáculos y diseños donde no se usa arnés ni equipos de altura porque hay unas redes, como medida de control, que sostienen a quien pudiera caerse.
Los visitantes también tiene la opción de alojarse en el lugar porque se puede acampar al aire libre y en las alturas en los 'glamping' que hay disponibles.
Nathali Gómez
Si te ha gustado, ¡comparteelo con tus amigos!