El ministro de Salud argentino, Ginés González García, expuso este miércoles durante más de cuatro horas ante representantes de la Cámara de Diputados, y remarcó: "Para el Gobierno Pfizer se portó muy mal con nosotros", haciendo alusión a las truncadas negociaciones con la farmacéutica estadounidense para la provisión de vacunas contra el covid-19.
Los dichos del funcionario se produjeron durante la presentación de un informe de situación sobre el estado general de la pandemia, frente a la Comisión de Salud del Congreso. Ante la pregunta de una legisladora, González García reiteró que el contrapunto con la firma surgió porque el Poder Legislativo impulsó una ley para avanzar en la adquisición de este tipo de fármacos, incluyendo un apartado sobre la responsabilidad empresarial ante una posible negligencia.
La situación, según el Ejecutivo sudamericano, generó reparos en Pfizer. El desacuerdo todavía causa molestias al interior del Gobierno de Alberto Fernández, ya que Argentina funcionó como sede de ensayos clínicos para el desarrollo de esa vacuna.
Durante su exposición, el dirigente no ocultó sentir "una gran desilusión". También opinó: "Parece que exigían tanto porque tenían poca seguridad en su vacuna". Al respecto, repasó que la compañía fue "corriendo las fechas", y esta situación despertó más sospechas en el Ejecutivo. "Me parece que no tenían las vacunas", consideró González García.
Para finalizar con este punto, insistió en que el Congreso agilizó el tratamiento de normativas para avanzar en las negociaciones. Sin embargo, remarcó que el país no está dispuesto a "resignar la soberanía ni cambiar las leyes".
La confianza del Gobierno en la Sputnik V
Por otro lado, el ministro expresó durante el encuentro que "siempre se tuvo total tranquilidad" con la vacuna rusa Sputnik V, luego de que la revista científica The Lancet publicara que su eficacia supera el 91 %.
En los últimos meses, la administración peronista fue criticada por la oposición política y mediática señalando que se habría acordado la compra de esa vacuna sin tener los avales de la comunidad científica, según los detractores. Ahora, tras la reciente publicación de aquel medio especializado, los cuestionamientos hacia la Sputnik V se disiparon.
Igualmente, González García subrayó que "ninguna vacuna se aprueba por lo que sale en una revista", y añadió que lo importante es "lo que presentan [sus fabricantes] como documentación sistematizada". Antes de la información de The Lancet, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) ya había recomendado al Ministerio de Salud autorizar el uso de las dosis, cuyo permiso fue emitido por la cartera sanitaria.
"Desde el Ministerio de Salud hemos puesto a disposición toda la información sobre las vacunas disponibles, los procesos de validación de las mismas y el Plan Estratégico de Vacunación que estamos llevando a cabo", enfatizó el político.
A fines del año pasado, Buenos Aires acordó con Moscú la compra de 20 millones de dosis para vacunar a 10 millones de ciudadanos, ya que se requieren dos aplicaciones por persona. El 28 de enero arribó al país sudamericano la tercera entrega con 220.000 dosis, sumadas a 600.000 que fueron traídas entre diciembre y enero.
La meta del Gobierno era completar esta primera etapa de vacunación masiva en marzo, pero el plan oficial se retrasó. Incluyendo los contratos cerrados con otras firmas y acuerdos multilaterales, el Ejecutivo informó a fines del 2020 que se pactaron convenios para recibir al menos 51 millones de dosis de distintas compañías, que permitiría vacunar a 26 millones de personas, más de la mitad de la población.
"Los equipos de vacunación en el país tienen 116.000 integrantes. Tenemos 36.000 personas capacitadas para vacunar, adicionales a las habituales", señaló el ministro.
Entre tanto, Argentina acumula casi 2 millones de contagios de coronavirus y 48.539 fallecimientos desde que comenzó la pandemia.
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