El expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont ha acusado al jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, de implementar una política de "doble moral" y le pidió que hiciera un "Borrellexit" en el contexto de una discusión acerca del opositor ruso Alexéi Navalny. Este martes, Borrell acudió al Parlamento Europeo para hablar sobre su reciente visita a Moscú.
La semana pasada, Borrell, que se encontraba de visita a Moscú, declaró que le había expresado al ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, sus preocupaciones sobre la situación en torno a Navalny, cuya sentencia condicional relacionada con un caso de fraude fue sustituida la semana pasada por una condena real de 3,5 años, y pidió la liberación del opositor. Tras descontar los 10 meses que pasó bajo arresto domiciliario, Navalny tendrá que cumplir dos años y 8 meses en una prisión de régimen general.
Lavrov, por su parte, subrayó que en la UE también surgen preguntas acerca de las decisiones de los tribunales. En este sentido, el canciller recordó que las autoridades judiciales de Alemania y Bélgica exigieron que España anulara las "decisiones politizadas" sobre el caso del referéndum de independencia de Cataluña de 2017, pero que Madrid no revocó la decisión y "respondió: 'Tenemos nuestro sistema judicial, y ni siquiera piensen en dudar de las decisiones que tomamos en nuestros tribunales, de acuerdo con nuestras leyes'". "Esto es exactamente lo que queremos de Occidente en términos de reciprocidad", declaró Lavrov.
Precisamente a estas declaraciones dedicó su intervención en el Parlamento Europeo Carles Puigdemont. "Debería haberle dicho a Lavrov que estaba equivocado, que España no tiene tres presos políticos, sino nueve. Que no pueden ser comparados con Navalny, porque él ha sido condenado a tres años y medio de cárcel y los líderes catalanes han sido sentenciados a entre nueve y trece años de prisión por haber organizado un referéndum", señaló el expresidente de la Generalitat.
"Hemos avisado de que la doble moral de la Unión Europea socava su credibilidad global como defensora de las libertades. Y ahora hay consecuencias humillantes para todos. [...] La Unión Europea no puede ir por el mundo recetando cosas que no se aplica a sí misma", señaló Puigdemont, agregando que quiere una "Europa fuerte por los derechos humanos y sin complejos" ante "todo el mundo". "Usted no es esta voz, señor Borrell. Señor Borrell, haga un Borrellexit", declaró.
Previamente, la ministra de Exteriores de España, Arancha González Laya, respondió a las declaraciones de su homólogo ruso sobre los políticos independentistas catalanes presos diciendo: "En España no hay presos políticos, hay políticos presos".
La criticada visita de Borrell a Moscú
La visita del 4 al 6 de febrero de Josep Borrell a Moscú provocó varias críticas en Europa en los días posteriores. En particular, el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad fue atacado por permanecer en silencio mientras Lavrov llamó a la UE un "socio poco fiable".
Así, por ejemplo, el eurodiputado estonio Riho Terras calificó este viaje de "humillante" y escribió una carta, ya firmada por 73 eurodiputados, que solicita a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que destituya a Borrell.
Borrell, por su parte, señaló en su blog tras la visita a Moscú que "Europa y Rusia se están distanciando" y que "Rusia se está desconectando progresivamente de Europa".
Al respecto, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, dijo este martes que las declaraciones de Borrell en su blog contradicen la posición que él mismo expresó durante la rueda de prensa con Lavrov, y sugirió que esto indica que "alguien le está dictando a la UE cómo comportarse con Rusia". El 5 de febrero, el jefe de la diplomacia europea aseguró que la UE y Rusia mantuvieron un diálogo "abierto y honesto" sobre todos los temas de las relaciones bilaterales e internacionales.
De acuerdo con Zajárova, la Unión Europea tenía previsto organizar a partir de la visita de Borrell a Moscú una "flagelación pública" de Rusia, pero sus planes fracasaron, ya que la parte rusa "propuso discutir temas reales: desde problemas hasta perspectivas de desarrollo que están en la agenda".
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