Bloomberg ha analizado el lado no virtual de la compra de bitcoines, es decir, el consumo de energía necesario para minarlos y mantenerlos, y ha llegado a la conclusión de que la compra de la criptomoneda, que se ha cotizado entre 5.000 y 40.000 dólares durante el último año, hace claramente que una cartera de inversiones sea 'menos verde'.
El algoritmo de la criptomoneda exige cantidades crecientes de poder computacional para validar las transacciones, dice la agencia, por lo que su huella de carbono estimada anualizada sería de cerca de 37 millones de toneladas de dióxido de carbono, comparable a la de Nueva Zelanda.
Según el índice Digiconomist, una transacción con bitcóin generaría una cantidad de dióxido de carbono equivalente a 706.765 pases de una tarjeta de crédito Visa. Mientras, el consumo anual de energía que supone el bitcóin se estima ahora en alrededor de 77,8 teravatios-hora, frente a los 9,6 teravatios-hora de 2017. Otro índice, compilado por el Centro de Finanzas Alternativas de Cambridge, estima una cifra mayor, de alrededor de 108,4 teravatios-hora.
Además, casi la mitad de la capacidad minera de la criptomoneda en el mundo está situada en el suroeste de China, donde la energía es barata, menos gravada y suministrada por plantas de carbón e hidroelectricidad. El Centro de Finanzas Alternativas de Cambridge estima que el carbón representa el 38 % de la energía consumida por los mineros de bitcoines.
Estas estimaciones no pueden ser considerada una ciencia exacta, pero la tendencia parece clara. Y no se sabe cuánto valdría realmente el bitcóin si, "para cuidar el mundo que se propuso revolucionar, cambiara su algoritmo, o si los mineros se desconectaran del poder barato", concluye Bloomberg.