Astrónomos de la Universidad de Harvard (Massachusetts, EE.UU.) creen estar un paso más cerca de descubrir de dónde provino el objeto espacial que impactó contra la Tierra hace 66 millones de años y que causó una extinción masiva de especies, incluidos los dinosaurios, según un estudio publicado esta semana en la revista Nature's Scientific Reports.
Durante décadas los científicos han debatido sobre el origen del asteroide que al impactar contra nuestro planeta formó el cráter de Chicxulub, en el actual territorio de Yucatán (México), depresión que tiene una extensión de más de 149 kilómetros de ancho y 19 kilómetros de profundidad.
Mediante un análisis estadístico y simulaciones gravitacionales, los investigadores Amir Siraj y Avi Loeb han propuesto que el responsable de la catástrofe pudo haber sido un cometa, originado en la nube de Oort, que voló demasiado cerca del Sol. Estas esferas heladas del borde del sistema solar puede ser desviadas de su curso por el campo gravitacional que ejerce Júpiter, explican.
"El sistema solar actúa como una especie de máquina de pinball", señaló Siraj.
Cuando los cometas de periodo largo se acercan al Sol, las inmensas fuerzas de marea de la estrella pueden romperlos en pedazos de roca, aumentando la probabilidad de que uno de estos fragmentos golpee a la Tierra. Los investigadores sostienen que su trabajo proporciona "una explicación satisfactoria" de que uno de estos objetos haya podido causar la extinción de los dinosaurios.
Los especialistas también mencionaron que la evidencia encontrada en el cráter Chicxulub apunta a que la roca estaba compuesta de condrita carbonosa. Una de las teorías sugiere que el cuerpo celeste provino del cinturón principal, entre la órbita de Júpiter y Marte, sin embargo, en estos objetos es rara la presencia de este tipo de condrita. Pero dicho material podría ser común en los cometas de periodos prolongados, lo que apoya la reciente hipótesis.
"Deberíamos ver con más frecuencia pequeños fragmentos que llegan a la Tierra desde la nube de Oort", afirmó Loeb y agregó que espera que mediante la obtención de más datos de cometas de periodos prolongados y mejores estadísticas se pueda validar su teoría.
Los autores consideran que comprender lo que realmente sucedió no solo es importante para resolver un misterio de la historia de la Tierra, sino que podría resultar crucial en caso de que un evento similar vuelva a amenazar al planeta.