Marcela Yanni, enfermera del vacunatorio del Hospital Posadas en Buenos Aires, llora desconsolada y sola en un pasillo estrecho. Es enero y acaba de vacunar a una persona contra el coronavirus por primera vez. La imagen de su mamá de 67 años, a quién ella contagió meses atrás, se le aparece y tiene que salir del consultorio: las lágrimas son incontenibles
Sin embargo, con los ojos empañados, ve que alguien se acerca. El pelo negro esponjoso, la cara blanca, redonda, Carla Vizzotti ─la nueva ministra de salud tras la forzada salida de Ginés González García─ se le pone en frente. La comitiva del equipo de salud está presente ese día en el Posadas. Vizzotti contiene a la enfermera, le da ánimos, le dice que siente "orgullo", pero ella tampoco aguanta la emoción. Marcela y la responsable de Salud lloran juntas en el inicio del plan de vacunación más importante de la historia.
Los vacunatorios de los hospitales se volvieron una pieza clave dentro del sistema sanitario, tras la llegada de la vacuna Sputnik V. Los profesionales de la salud de ese espacio conviven todos los días junto a las heladeras que resguardan las dosis, mientras las personas forman fila afuera aguardando su turno para inmunizarse.
El viernes, sin embargo, el concepto de 'vacunatorio VIP' comenzó a resonar en los principales medios locales del país, luego de comprobarse que el ya exministro Ginés González García proveía de inyecciones a un círculo íntimo de personas en organismos públicos, sin respetar la modalidad de los turnos como el resto de la población. El Hospital Posadas, por su parte, fue mencionado por el periodista Horacio Verbitsky ─uno de los beneficiados por González García─ como el sitio de donde presuntamente salió un equipo sanitario para vacunarlo a él, y a otras personas, en el Ministerio de Salud.
El director del nosocomio nacional, Alberto Maceira, se refirió al hecho desde Twitter y explicó que lo que está mal "debe ser corregido rápido, sin titubeos ni especulaciones". Y agregó: "No hay tiempo para perder cuando estamos aplicando una vacuna cada minuto y medio". Asimismo, Carla Vizzotti, aseguró que publicará el listado completo de todos los turnos otorgados por el Posadas para recibir vacunas contra el coronavirus, incluso los que no se contemplaron en el plan nacional.
Las vacunas y sus 'guardianes'
A fines de diciembre, cuando a María Elena Borda, médica encargada del vacunatorio del Hospital Posadas, le confirmaron que el primer cargamento de vacunas Sputnik V estaba en camino para su guardado, tuvo la sensación de una epifanía. "Es el principio del fin", se dijo y miró a sus colegas. La incertidumbre era tan grande que no había tiempo para emocionarse. Casi sin pensar, se pusieron a limpiar: cajas, carpetas, todo lo que sobraba se hizo a un lado. Cuando las dosis llegaron, vieron desfilar frente a sus ojos cofres blancos repletos de hielo seco como si fueran tesoros rescatados de una isla perdida.
"Nuestro miedo era que se cortara la luz o que hubiera algún sabotaje intencional. En ese momento había dos bandos bien marcados en la sociedad", recuerda la médica en diálogo con RT. Su temor era bien fundado: la llegada de la dosis fue criticada por varios referentes políticos de la oposición que pusieron en duda su proceso de aprobación.
"Tratábamos de explicarle a todo el que tuviera alguna incertidumbre que, en tiempos normales, una vacuna puede tardar cuatro años en lanzarse. En el caso de una pandemia, se acorta porque es mayor el riesgo de enfermarse y morirse por la propia enfermedad que por los efectos secundarios del tratamiento", explica la médica. Hoy, en el hospital, se vacuna solo al personal de salud del nosocomio, un total de 5.800 empleados, antes de comenzar a hacerlo al público. "Hubo médicos que al principio se negaron a dársela y hoy piden volver a la lista", detalla Borda. Por el momento, de las 6.000 vacunas que ya inyectaron ─entre la primera y segunda dosis─ solo desecharon dos.
Es un viernes al mediodía en el vacunatorio del Posadas. La fila de los trabajadores del hospital para aplicarse la vacuna comienza a ensancharse. En unas horas, el periodista Horacio Verbitsky confesará en una entrevista radial que llamó al ministro de salud, Ginés González García, para que le facilite una dosis de la Sputnik V y desatará un escándalo que terminará con la renuncia forzada del funcionario.
"Esas injusticias me duelen un montón. Mis papas son grandes y sienten que se les va la vida, pero tienen que esperar como todos los demás", explica la médica. "Ninguno pone en duda que el presidente o que los decisores nacionales y provinciales tienen que estar vacunados. Pero es sumamente injusto que muchos trabajadores esenciales que se expusieron durante el confinamiento, como las cajeras de supermercado, no entren en las listas prioritarias", señala.
El vacunatorio cuenta con dos 'freezers' para guardar la primera y segunda dosis de la Sputnik V. Las cantidades, aproximadamente 500 unidades, se cuentan todos los días. Pero en los sueños del enfermero Walter Guayar esto no es suficiente. Allí, en sus elucubraciones, las vacunas llegan en diez camiones acoplados y los trabajadores del hospital se desloman para guardarlas. "Cuando empezamos con esta campaña, eran tanta las ansias de poder cubrir a la máxima cantidad de persona que cuando dormía me imaginaba la llegada de acoplados rebosando de vacunas", dice Guayar.
Respecto al uso de influencias políticas para aplicarse la dosis, el enfermero es tajante: "Una vacuna que sale de acá, es una unidad menos para un compañero. Alguien que seguro trabaja con pacientes infectados de covid-19. Todas las vacunas llevan nombre, apellido y número de legajo y eso hay que respetarlo por encima de todo".
A la enfermera Marcela Yanni las emociones la persiguen. No solo había recibido el apoyo de Carla Vizzotti tras vacunar por primera vez a una persona contra el coronavirus, sino que también le avisaron que tendría que atender al presidente. "Mi jefe me dijo que estaba viniendo Alberto al Posadas y que quería que lo vacune una mujer", recuerda la enfermera. Ese 21 de enero, Marcela recibió al jefe de Estado y le hizo una única pregunta, a modo de romper el hielo: "¿Me imagino que sacó turno, ¿no?"
"Es imposible no emocionarse con todo lo que nos pasa acá. Cuando llegaron las cajas con las Sputnik V no teníamos guantes para protegernos del hielo seco, pero las sacamos igual. Teníamos la cura en nuestras manos", dice Yanni. En cuanto a lo ocurrido con Ginés González García, la enfermera considerara que en muchas ocasiones no prima la "empatía", pero que la preocupación ahora es conseguir muchas más vacunas: "No hay que desviarse del camino. Mucha gente actúa por miedo. Por eso es importante vacunar a la máxima cantidad de personas".