Una enorme bola de metal reflectante de 41 kilos y cubierta con un texto en cirílico fue encontrada la semana pasada en una playa de las Bahamas.
Manon Clarke, una británica de 24 años, notó el misterioso objeto emergiendo de la arena mientras caminaba junto con su familia por una playa de la isla Harbour el pasado miércoles 24 de febrero.
"Pudimos ver la escritura rusa en el costado, así que comenzamos a investigar para ver más, lo cual fue un poco atrevido, dado que no teníamos idea de qué era", dijo Clarke a The Independent.
Como se puede apreciar en las fotos tomadas por la joven, el texto en cirílico señala que la bola tiene un rango de temperatura de funcionamiento de entre 196 y 170 grados centígrados bajo cero, una capacidad de unos 43 litros y un peso de alrededor de 41 kilogramos.
Si bien el origen del objeto permanece sin esclarecerse, algunos expertos espaciales entrevistados por el periódico británico asumieron que podría ser parte de una nave espacial rusa o soviética.
"Claramente, es un tanque de propelente de hidracina" que "normalmente se utiliza en satélites o naves espaciales sin tripulación y comprime el propulsor en los motores de los cohetes", explicó el doctor Martin Archer, experto en física espacial del Departamento de Física de la Escuela Imperial de Londres.
Según Archer, en circunstancias controladas, los operadores de satélites intentan que tales tanques se desorbiten y se destruyan en el llamado "cementerio de naves espaciales en el área deshabitada del Pacífico sur", que es el lugar del océano más remoto de cualquier tierra firme. Sin embargo, "las condiciones no siempre están bajo control", agregó el experto. El científico tampoco descarta que pueda tratarse de una pieza de repuesto "que cayó accidentalmente al océano".
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