Un molusco supera un test cognitivo desarrollado para probar la inteligencia en niños
Una serie de pruebas de autocontrol en animales marinos ha revelado que las sepias son capaces de aguantar hasta 130 segundos desde que se les ofrece una 'golosina' si saben que su paciencia será gratificada con creces.
Esta prueba, inusual en el mundo submarino salvaje, forma parte de un conjunto de experimentos con animales que buscan establecer su grado de inteligencia. El guion de este test de gratificación retrasada se elaboró en el siglo XX en la Universidad de Stanford (EE.UU.) inicialmente para medir las capacidades de los niños y se bautizó como 'prueba del malvavisco de Stanford'.
En su versión original, la prueba establece que el niño sea recompensado con un segundo malvavisco si consigue resistir durante varios minutos sin comerse un primer malvavisco que es puesto frente a él. Este dulce puede sustituirse por otra golosina o fruta, siempre que sea atractiva para el pequeño. Si el test es aplicado a un animal, de la misma manera, se debe ofrecerle alguna comida que resulte de su interés.
Para probar el autocontrol en las sepias, se les planteó "una tarea de gratificación atrasada que mide la capacidad de un individuo para renunciar a la gratificación inmediata y aguantar para obtener una recompensa mejor, pero con retraso", explica el equipo científico que llevó a cabo el experimento en un artículo publicado este 3 de marzo en Proceedings of the Royal Society B.
El test implicó un entrenamiento previo de estos moluscos cefalópodos para que pudiesen asociar ciertas señales visuales con una recompensa alimentaria. Las sepias que esperaron más tiempo antes de comerse la 'golosina' también mostraron un mejor rendimiento cognitivo en este aprendizaje.
Los investigadores afirman que se trata de la primera vez que se ha encontrado un vínculo entre el autocontrol y la inteligencia en un animal distinto a los humanos y los chimpancés. El resultado es "comparable a lo que hemos visto en vertebrados de cerebro grande como chimpancés, cuervos y loros", comentó la bióloga británica Alexandra Schnell, coautora del estudio. La conducta del molusco reveló más inteligencia que la que demostraron otros vertebrados, incluso algunos con un cerebro bien desarrollado.
Los estudios conductuales en personas comparan este comportamiento ante la gratificación retrasada con la confección de herramientas para conseguir la comida deseada y los lazos sociales entre los individuos, como saber aguantar para que la pareja pueda comer primera. Sin embargo, la sepia no es una especie social y no construye herramientas, por lo que los autores creen que esta habilidad pudo desarrollarse en ellas porque necesitan camuflarse permanentemente para poder sobrevivir.
Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos!