El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, de 75 años, dijo este miércoles desde el Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en Sao Paulo, que ha sido "víctima de la mayor mentira jurídica contada en 500 años de historia".
Lula hizo estas declaraciones después del terremoto político provocado tras la decisión el lunes de un juez del Tribunal Supremo de anular todas las condenas contra él y que le permite participar en las elecciones presidenciales de 2022.
Con una mascarilla con la bandera del Partido de los Trabajadores (PT), que se quitó al comenzar su discurso, el líder sindical estuvo acompañado de otros destacados representantes de la formación como la presidenta, Gleisi Hoffmann, o Fernando Haddad.
Respecto a su posible candidatura para las elecciones presidenciales de 2022, Lula dijo que "ahora no es el momento de pensar en ello". Pero durante su alocución sí dejó claro que continuará en el ruedo político. "Quiero dedicar el resto de vida que me queda, que espero que sea mucha, a recorrer este país para hablar con el pueblo", sostuvo.
Y añadió: "El país tiene que volver a crecer, el pueblo tiene que volver a soñar. Y es por la construcción de ese sueño que me siento muy joven. Y me siento joven para luchar mucho (...) la palabra desistir no existe en mi diccionario".
Anulación de las condenas
El magistrado Edson Fachin consideró el lunes que el tribunal de Paraná que condenó a Lula no era competente, por lo que los casos se transferirán a Brasilia. De ese juzgado estaba al cargo entonces el exjuez Sergio Moro. El histórico líder el PT llegó a pasar un año y medio en prisión hasta que en noviembre de 2010 el Supremo declaró inconstitucional su encarcelamiento.
Lula -que gobernó Brasil entre 2003 y 2010- siempre ha negado las acusaciones contra él y ha reiterado que ha sido víctima de una conspiración para impedir presentarse a las elecciones presidenciales de 2018. Este miércoles, recordó que en 2018 se entregó a la Policía Federal para probar su inocencia. "No quise cambiar mi dignidad por mi libertad", dijo en un discurso lleno de agradecimientos a quienes le han apoyado estos años, entre ellos, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, o el papa Francisco.
Incluso desde la cárcel, el líder del PT lideró todas las encuestas de opinión y era el gran favorito para ganar los comicios de 2018, pero se vetó su candidatura, lo que propició la victoria de Jair Bolsonaro, quien eligió a Moro como ministro de Justicia. Después, Moro abandonaría el Gobierno tras acusar al mandatario de "injerencia" en la Policía Federal. En 2019, el portal The Intercept Brasil filtró unos mensajes que revelaron que el exjuez se coordinó con los fiscales para encarcelar a Lula.
"Toda la amargura que pasé y el sufrimiento que pasé terminaron", declaró el exmandatario, quien aseguró que él y sus abogados seguirán luchando para que Moro sea suspendido. "No tiene derecho de ser el mayor mentiroso de la historia de Brasil y ser considerado un héroe por aquellos que me querían culpar", sentenció.
El martes comenzó a juzgarse el recurso presentado por la defensa de Lula que cuestiona la imparcialidad de Moro en todos los casos contra el exmandatario, pero la sesión quedó suspendida porque uno de los magistrados pidió tiempo para analizar el caso.
Una decisión del Supremo contra de Moro podría tener un impacto sobre todos los procesos en los que estuvo al cargo durante 'Lava Jato', la mayor operación anticorrupción de la historia del país.
"Decisión imbécil"
Durante su discurso, el líder del PT se refirió al empleo, a la economía y a la grave situación que vive Brasil con la pandemia del coronavirus.
Lula dijo que el dolor que él siente no se puede comparar con el del resto de brasileños y recordó a los más de 268.000 muertos por coronavirus y a sus familias.
El expresidente calificó al actual gobierno de "incompetente" y de "fanfarrón" al ultraderechista. "No siga ninguna decisión imbécil del presidente de la República y del ministro de Salud, póngase la vacuna", añadió.
El analista político Carlos Alberto Almeida destaca que el principal problema de 'Lava Jato' es que se trata más bien de una operación geopolítica que tenía un objetivo claro: desestabilizar al Gobierno de aquel entonces.