El diario The Wall Street Journal (WSJ) informó ayer sobre la intención de las autoridades chinas de imponer una multa a Alibaba que, según se ha filtrado, podría superar incluso la penalización más grande en la historia de China, por 975 millones de dólares, aplicada en 2018 a Qualcomm.
De momento, Pekín ha desmentido que planea introducir semejante sanción contra el gigante del comercio electrónico por supuestas prácticas monopolísticas. "Si no está en nuestro sitio web, no es verdad", aseguraron desde la Administración Estatal para la Regulación del Mercado, recoge AFP.
Sin embargo, y por más extraño que parezca, en caso de confirmarse la información de WSJ, semejante desenlace de la revisión antimonopolio contra Alibaba significaría una normalización de las relaciones entre la compañía y el Gobierno. Y es que el hecho de solucionar la cuestión mediante una multa pondría fin a las investigaciones de los reguladores chinos contra la empresa, la cual resolvería el tema simplemente con dinero.
Así, de acuerdo con el material del WSJ, "una multa permitiría solucionar el problema a golpe de talonario y seguir adelante. Algunos ejecutivos de Alibaba dijeron que incluso una enorme multa sería al menos un alivio provisorio para una compañía golpeada por la incertidumbre regulatoria y el ánimo en decadencia de los empleados".
¿Qué significan 1.000 millones de dólares para Alibaba?
De acuerdo con el último informe cuatrimestral de la compañía, sus ingresos netos entre el 1 de octubre y el 31 de diciembre pasados totalizaron 9.074 millones de dólares. De esta forma, los ingresos netos de Alibaba en tan solo una semana rondan los 600-700 millones de dólares, con lo cual le bastaría de un par de semanas para generar más de 1.000 millones de dólares.
Además, la firma dispone de 70,7 mil millones de dólares en moneda corriente e instrumentos de inversión a corto plazo. Así, aun en caso de transferir 5.000 millones de dólares, el balance de la compañía no resultaría sustancialmente afectado.
En este contexto, la retórica del presidente chino, Xi Jinping —quien recientemente reconoció públicamente el aporte de Alibaba en la lucha contra la pobreza en el país—, significaría justamente una confirmación de la posible reconciliación entre la compañía y el Gobierno.
- En 2020, los reguladores chinos comenzaron a aplicar controles más estrictos sobre Alibaba y su subsidiaria Ant Financial.
- Ant Financial fue blanco de críticas por suponer un riesgo para el sistema financiero chino y fue presionada para introducir unos cambios que podrían socavar seriamente sus perspectivas de negocios.
- Como consecuencia, Alibaba debió suspender sus planes para la salida a bolsa de Ant Financial.
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