Los relámpagos podrían haber proporcionado cantidades suficientes de compuestos de fósforo para crear condiciones para la aparición y mantenimiento de la vida en la Tierra, ha concluido un grupo de investigadores.
El fósforo es uno de los elementos clave para la vida, siendo un componente de ADN, ARN y fosfolípidos. Para formar las moléculas esenciales, el fósforo debe ser reactivo, es decir disoluble, mientras que los fosfuros ampliamente presentes en la Tierra no lo son. Por contraste, la schreibersita mineral, hallada en meteoritos metálicos, es altamente reactiva. Por esta razón los meteoritos han sido considerados la fuente de fósforo prebiótico en la Tierra.
Investigadores de la Universidad de Leeds (Reino Unido) han planteado una fuente alternativa a la schreibersita. Al estudiar fulguritas —estructuras en forma de tubo dejadas en la roca por rayos— el equipo descubrió una gran cantidad de este compuesto en las muestras.
Los cálculos realizados, que tomaron en cuenta la mayor actividad eléctrica de la atmósfera en la etapa temprana de la Tierra, indicaron que hace entre 4.500 millones y 3.500 millones de años, los rayos podrían haber producido entre 110 y 11.000 kg anuales de fósforo reactivo en forma de fosfuros, fosfitos e hipofosfitos, en cantidades suficientes como para mantener las primeras formas de la vida.
Los autores del estudio publicado en Natura Communications subrayan que los impactos de relámpagos han estado ocurriendo a un ritmo relativamente igual durante millones de años, mientras que la hipótesis meteórica se refiere a periodos separados de bombardeos de la Tierra. Asimismo, los rayos son más frecuentes en regiones trópicas, donde se cree que se originó la vida.
Según los investigadores, abundantes descargas eléctricas en la atmósfera podría ser uno de los factores para la búsqueda de la vida extraterrestre.
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