Se alarga el debate en comisiones y proponen más plazo para el dictamen: ¿cómo va el proyecto para la despenalización del aborto en Chile?
La Comisión de Mujeres y Equidad de Género de la Cámara de Diputados de Chile modificará el calendario de las audiencias en las que están participando especialistas a favor y en contra de la despenalización del aborto hasta la semana 14 de gestación sin mayor requisito que la voluntad de la mujer, por lo que el dictamen que será sometido al pleno para su aprobación o rechazo podría postergarse para después del 21 de abril, que es la primera fecha que se había acordado.
Así lo definió la Comisión este miércoles antes de comenzar la tercera audiencia de un debate parlamentario que se está realizando en sesiones virtuales de 90 minutos, tiempo que las diputadas consideran insuficiente para repreguntar a las y los expositores.
El acuerdo inicial establecía la realización de siete audiencias en las que participarían ocho académicos, ocho científicos y 18 representantes de la sociedad civil, y que se llevarían a cabo el 3, 10 17, 24 y 31 de marzo, y el 14 y 21 de abril.
Sin embargo, al concluir la tercera audiencia apenas han expuesto 10 especialistas, y en algunos casos, debido a la premura del tiempo, no han podido responder preguntas de las legisladoras, por lo que la presidenta de la Comisión, Maité Orsini, presentará la semana próxima la propuesta para un nuevo calendario de debate.
En las primeras tres sesiones, además, ha quedado en evidencia que hay una confusión con respecto al debate, ya que la mayoría de quienes exponen en contra manifiestan su rechazo a la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, a pesar de que eso no es lo que está en discusión.
Lo que plantea el proyecto es modificar el Código Penal para despenalizar el aborto sin restricciones hasta la semana 14 de gestación, ya que hasta ahora solo se permite si el embarazo es producto de una violación, si la vida de la mujer está en peligro o si hay inviabilidad fetal. Estas son las tres causales que el movimiento de mujeres chilenas conquistó en 2017, ya que hasta entonces este seguía siendo uno de los escasos países de América Latina que penalizaba por completo el aborto.
Datos
Este miércoles, aunque habían sido invitados cuatro especialistas, solo expusieron dos: Susana Córdoba, matrona del Hospital de Temuco, y Adela Montero, médica del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Córdoba refutó los argumentos del proyecto de despenalización al asegurar que Chile tiene una atención médica de excelencia que no discrimina a las mujeres, que ningún trabajador de la salud denuncia a las que abortaron de manera clandestina, que no conoce a ninguna mujer procesada ni presa por abortar, y que procrear no es ninguna obligación y mucho menos se ejerce tortura, como lo establecen organismos internacionales al referirse a mujeres que son obligadas a ser madres, en especial en el caso de las menores de edad.
También advirtió que la despenalización atenta contra la cosmovisión mapuche, que es el pueblo indígena más importante de Chile. "Lo hemos dejado absolutamente de lado, este proyecto lo que menos tiene es multiculturalidad, el pueblo mapuche ama la vida, ellos no están con el aborto", aseguró.
Montero, por su parte, se centró en presentar datos. Así, recordó que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 2015 a 2019 hubo 73,3 millones de abortos provocados en el mundo y que seis de cada 10 embarazos no deseados fueron interrumpidos.
En América Latina y África, agregó, tres de cada cuatro abortos son inseguros y la causa de que la muerte materna oscile entre el 4,7 % y el 13 %, dependiendo el país, siempre con tasas más altas entre mayores sean las restricciones legales para interrumpir un embarazo.
Con respecto a Chile, precisó que, de acuerdo con datos del Ministerio de Salud, en 2017, después que se aprobara la despenalización por tres causales, se atendieron 14.846 abortos en el ámbito hospitalario, cifra que aumentó a 14.995 en 2018.
Lo que no existe, lamentó, son estadísticas sobre la verdadera dimensión de los abortos que se practican fuera de las tres causales y que podrían superar los 100.000 anuales. Como referencia, citó la Encuesta Nacional de la Juventud realizada en 2018, que reveló que en los últimos tres años, el nivel de mujeres jóvenes que habían abortado se había reducido del 3,7 % al 2,5 %, y el de mujeres adultas, de 6,3 % a 32 %.
Aunque en un principio podría parecer que los abortos no aumentaron, como vaticinaban los opositores de las tres causales, Montero advirtió que en realidad estas cifras podrían significar que se está obstaculizando el derecho a miles de mujeres, en particular debido a la objeción de conciencia individual e institucional que permite que médicos u hospitales se nieguen a interrumpir embarazos.
Prejuicios
En la audiencia de la semana pasada se presentaron algunos de los argumentos más controvertidos hasta el momento, ya que la ginecóloga venezolana radicada en Chile, Francine Michelle De Martini Ramírez, reforzó los estereotipos en torno a las mujeres, la maternidad y el aborto.
"Las mujeres nos empezamos a sentir madres desde que tenemos un retraso menstrual. Interrumpir el embarazo no cambia eso. El aborto solo permite que el sistema se saque el problema", afirmó.
Al comparar los sistemas de salud en ambos países, aseguró que en Venezuela no les podía dar a las pacientes más opciones que las de abortar, aunque supuestamente no es legal, ni tuvo autonomía como profesional de la salud para negarse a practicar un aborto. Por el contrario, dijo, en Chile sí pudo ofrecerles toda la información necesaria a las mueres y acompañarlas.
"La gran mayoría tuvo un hijo vivo que murió horas o días después. A todas las evalúe en su cuarentena. Cerraron su ciclo, ninguna estuvo mal", afirmó al detallar múltiples historias en las que jamás mencionó a los padres de esos niños nacidos que no tenían viabilidad de vida.
En el mismo sentido, la médica Carolina Aguilera reforzó los prejuicios sobre las mujeres que quieren abortar, afirmando que en su gran mayoría son drogadictas, alcohólicas y viven en una casa de un metro por dos metros, con una pareja que las golpea.
"Es la mujer que trabaja todo el día, tiene cuatro hijos, viene el quinto, y no tiene cómo alimentarlo, vestirlo, educarlo ni mantenerlo. Es la mujer drogadicta y que en sus periodos de lucidez se siente imposibilitada de ejercer la maternidad. Es la mujer que tiene 19 años y ve un futuro profesional promisorio y ve este embarazo como algo que coarta su proyecto de vida", afirmó.