Cómo el video viral de un diputado sobre los suicidios ha puesto el foco sobre la salud mental de los españoles
El exabrupto de un político del Partido Popular (PP) ha viralizado un video que ha puesto sobre la mesa la difícil situación que atraviesa la salud mental de los ciudadanos españoles.
El portavoz de Más País, Íñigo Errejón, hablaba en el Congreso de los Diputados de las deficiencias del sistema de salud pública en cuanto a la atención psicológica de la población y del problema de los suicidios en el país, cuando se ha oído el grito "¡Vete al médico!" a modo de insulto.
Tras un abucheo en el Hemiciclo, en el que las cabezas se han girado en dirección a la bancada popular, la mayoría de los parlamentarios, incluidos algunos de los escaños del PP han irrumpido en aplausos para respaldar el discurso de Errejón.
Que diputados de la derecha me hayan gritado "vete al médico" por preguntar hoy al Presidente por salud mental demuestra todo lo que queda por hacer. Nunca más el estigma ni la vergüenza. pic.twitter.com/5woETcU1oQ
— Íñigo Errejón (@ierrejon) March 17, 2021
El revuelo causado se ha saldado con el diputado en cuestión, Carmelo Romero, pidiendo disculpas a través de su cuenta de Twitter: "Pido disculpas al señor Errejón por el comentario que he realizado en la sesión de control al Gobierno. Ha sido una frase desafortunada".
10 suicidios diarios
Según los últimos datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), de 2018, en España se producen 7,5 suicidios por cada 100.000 habitantes al año, lo que significan más de 3.500 muertes, alrededor de 10 suicidios diarios, como denunciaba Errejón durante su intervención en el Congreso.
Para poder valorar lo que significa esa abultada cifra se puede comparar con las 1.806 personas que fallecieron ese mismo año víctimas de accidentes de tráfico, es decir, la mitad que las que decidieron quitarse voluntariamente la vida.
Los hombres son mayoría y su tasa llega a situarse en 11,4 de cada 100.000 habitantes, frente a la menor incidencia en las mujeres (3,8).
Además, la tasa se eleva alarmantemente con la edad y si a partir de los 45 años, ya se sitúa en 10,3, a los 80 años supera los 16, alcanzando, en el caso de los hombres de 90 a 94 años, la escandalosa cifra de 44 suicidios cada 100.000 habitantes.
6 psicólogos por cada 38 de media en la UE
Según el Centro de Investigación Sociológica (CIS), en el marco de la pandemia de coronavirus, seis de cada diez españoles tienen síntomas de depresión o ansiedad, mientras que el 70 % de los jóvenes se confiesa absolutamente desesperanzado. Sin embargo, el número de profesionales sanitarios destinados a atender este ámbito de la salud no parece el adecuado para hacer frente a esta pandemia paralela a la de coronavirus.
@consaludmental lanza una campaña en la que visibiliza el empeoramiento de la #saludmental, después de un año de #pandemia, y expresa sus reivindicaciones para mejorar la atención, especialmente en los colectivos más vulnerables. pic.twitter.com/hXfbv26wto
— Asociación Amanecer (@amanecersg) March 19, 2021
El sistema de salud público de España cuenta con alrededor de 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes -según datos de 2018 recogidos por el Defensor del Pueblo- y cerca de 10 psiquiatras para la misma población.
Las cifras se quedan muy lejos de la media de la Unión Europea (UE), donde en 2017 se contaba con 38 psicólogos cada 100.000 habitantes, según el informe de la Organización Mundial de la Salud 'Mental Health Atlas' con datos de 2017. Aún más lejanos quedan algunos países del entorno europeo que son considerados referentes, como Finlandia, con una tasa de 133 profesionales de la salud mental (entre ambas especialidades) para esa misma ratio.
La situación económica y social es clave
Según los datos recopilados por el CIS, la situación socioeconómica es clave en cuanto a la salud mental se refiere. Así, el porcentaje de personas que se identifican como clase baja que se han sentido decaídas, deprimidas o sin esperanza durante la pandemia es casi el doble del de aquellas de clase alta: un 32,7 % frente a 17,1 %. La misma relación se da en la prescripción de consumo de psicofármacos: un 3,6 % en la clase alta frente a un 9,8 % de la clase baja.
Los colectivos que han visto más afectada su salud mental durante el último año han sido los jóvenes, las mujeres y las personas con discapacidad. En el caso de los primeros, porque son quienes han visto más modificada su vida habitual, mientras que en el caso de las mujeres, su situación se ha visto agravada por la desigualdad en el ámbito laboral y en la asunción de responsabilidades domésticas y de cuidados.
Gasto insuficiente
Según el Consejo Consultivo de Salud Mental, se calcula que al día de hoy España invierte en salud mental 4.000 millones de euros, es decir, el 5,16 % del gasto sanitario público total. El 42 % de ese gasto se destina a medicamentos y el 17 % a hospitales psiquiátricos tradicionales. Alemania, Francia, Reino Unido y Suecia destinan el 10 %.
Según el Consejo General de Farmacéuticos de España, en 2020 aumentó el uso de medicamentos contra la ansiedad, la depresión o el trastorno del sueño en un 4,8 %; en 2019 solo creció un 2 %.
Además, las listas de espera en el país son de varios meses para ser atendido por un especialista desde que el paciente es derivado desde atención primaria. El motivo es la falta de profesionales. La gran mayoría de los 33.200 psicólogos clínicos colegiados en el país ejercen en consultas privadas, solo 2.397 lo hacen en la red pública.
La situación desemboca en que en la práctica solo puede acudir a un psicólogo aquel que tiene dinero para pagar los 50 euros de media que cuesta una consulta privada. Y, precisamente, las personas sin recursos son las más vulnerables a sufrir trastornos mentales.
Además, la situación se ha agravado durante la pandemia, con una atención primaria saturada y desbordada que apenas deriva pacientes a los especialistas, especialmente si no son casos graves.
En este escenario, la propuesta de Íñigo Errejón, que ha alcanzado repercusión debido al exabrupto que recibió, proponía, entre otras medidas, doblar el número de psicólogos en la sanidad pública para que esa atención no se convirtiera en un lujo tan solo al alcance de quien se lo pueda pagar.