Un manojo de chapas azules, atigrado con manchas de herrumbre y ruedas con láminas de polvo, como si la embestida del tiempo lo hubiera encallado en el pavimento a la espera de que alguien lo descubra. Desde la vereda de enfrente, Gerardo Korn, de 59 años, fotógrafo, realizador audiovisual, calibra la mirada. El automóvil, un Chevrolet Chevy de los años '70, se guarece entre una autopista y la sombra recortada de un árbol en el barrio de Boedo, Buenos Aires. Gerardo desenfunda. Estira el trípode, coloca la cámara.
Hay personas que cruzan delante de él, tuercen el cuello en su andar y siguen con aires de decepción al escrutar que un Chevy abandonado debajo de la autopista es la imagen a retratar. "La adrenalina", dice el fotógrafo, alto, flaco como una bicicleta y los ojos tan azules que refucilan en la noche porteña. "Buenos Aires es adrenalina y su urbanidad el combustible", completa. La cámara está lista, él se encorva y pega su cara a la mirilla. El asfalto, por momentos, se vuelve un desierto urbano blanquecido por la luna. Entonces, el 'cazador nocturno' dispara: clic.
Gerardo Korn nació en Buenos Aires, pero se formó académicamente en Alemania. Sus padres proceden de ese país, por lo que su herencia cultural, señala, es europea. "Me identifico como argentino-alemán", aclara. En 2019, casi como un simple pasatiempo, comenzó a recorrer por las noches los 48 barrios de la ciudad de Buenos Aires para fotografiar a los autos antiguos que reposaban en las calles.
Su devoción por los vehículos de los años 60 y 70, y las imágenes nocturnas ─anteriormente había captado distintas postales urbanas de la ciudad en blanco y negro─, lo llevaron a adentrarse en el velo oscuro de un distrito reconocido por estar siempre despierto. "El bullicio permanente cesaba por las noches y daba paso al silencio. En algunos barrios era tanto que podía escuchar a las familias cenando dentro de sus casas", cuenta Korn.
Llegando desde la localidad de San Isidro, en las afueras de la ciudad, donde vive, con su equipo al hombro y en completa soledad, el fotógrafo caminaba varias horas hasta que se topaba con un vehículo que cumpliera con requisitos desde técnicos ─estar sin otro auto al lado, contar con una escenografía interesante y una iluminación del mismo estilo─ hasta estéticos: debía flecharlo como un amor voraz a primera vista.
"Me gustaba la idea de retratar en tiempo actual, autos de otra época. Retroceder un poco en el tiempo y apreciar la belleza de la atemporalidad", explica. Sin embargo, los prejuicios que conllevan el andar nocturno y en soledad por una gran ciudad, también surgieron. "Hay pensamientos que no podes eliminar", destaca Korn. En ninguna de sus incursiones, cuenta, sufrió algún hecho violento, aunque aclara que siempre "está en alerta".
Tras dos años de salidas, y con más de 300 vehículos retratados, el fotógrafo lanzó 'Fierros en la noche', la obra que reúne a sus mejores imágenes y que lo llevó a tener presencia en un reconocido sitio web especializado de los EE. UU. y en una galería en India. "Mas allá de sus lugares emblemáticos, Buenos Aires es una sin fin de calles entrañables. Me fascina la cantidad de vida de barrio que existe. Muchas ciudades en una sola", detalla el artista.
Son las diez de la noche, la noche fresca de marzo y las calles vacías envuelven a Boedo en un manto de serenidad. Gerardo Korn guarda cuidadosamente su equipo, tras retratar el último auto de la jornada. Ante la pregunta de cómo encontrar este tipo de vehículos en la inmensa de cuadras que componen a cada barrio, hace una mueca y responde: "Ellos me encuentran a mí".
Facundo Lo Duca