Un día después de que Brasil superase los 3.000 muertos en 24 horas y con el sistema hospitalario al borde del colapso, el presidente Jair Bolsonaro anunció, tras más de un año de pandemia, la creación de una comisión permanente para hacer frente al covid-19.
El presidente informó de esta comisión tras una reunión en el Palacio de la Alvorada con gobernadores y representantes de los tres poderes. Se trata del primer encuentro de este tipo desde que comenzó la pandemia y llega en el peor momento que atraviesa el país, con sucesivos récords de muertes y contagios.
Bolsonaro también dijo que se habló de la vacunación en masa y de los "tratamientos preventivos", basados en medicamentos que él defiende pero que, según investigaciones científicas, no tienen eficacia contra el covid-19.
El ultraderechista aseguró que "la vida está en primer lugar". Sin embargo, no mencionó el aislamiento social considerado por los especialistas fundamental para contener la pandemia. Bolsonaro es un crítico de las medidas de aislamiento adoptadas por los gobernadores e incluso intentó sin éxito que la Corte Supremo las derogase.
"Crisis humanitaria"
Presionado por su gestión de la crisis, el presidente habló el martes por la cadena nacional de radio y televisión, en un discurso marcado por los cacerolazos que se llevaron a cabo en varias ciudades. Al grito de "asesino" y "genocida", muchos brasileños pidieron su dimisión.
"En ningún momento, el gobierno dejó de tomar medidas importantes para combatir el coronavirus", destacó Bolsonaro, quien durante todo este año minimizó la pandemia, provocó aglomeraciones y se posicionó contra el uso de la mascarilla.
En los últimos siete días, Brasil registró un promedio diario de 2.364 muertos. El martes alcanzó los 3.251 decesos en un día y totalizó 298.676 fallecidos, mientras que los contagiados suman ya 12,1 millones.
Los analistas atribuyen este aumento de cifras a la la nueva variante del coronavirus registrada en la Amazonía –conocida como P1 y mucho más contagiosa–, la lenta campaña de vacunación, el poco cumplimiento de las normas de distanciamiento social y la ausencia de un política nacional para combatir la pandemia.
El sistema hospitalario está prácticamente colapsado con más de un 90 % de ocupación de camas en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) en casi todos los estados y la amenaza de falta de oxígeno y medicamentos. Según el Ministerio de Salud, al menos seis estados se encuentran en situación crítica por falta de oxígeno.
"Se trata de un escenario que no solo es de crisis sanitaria, pero también humanitaria si se tiene en cuenta todos sus impactos", alertaron los investigadores de la prestigiosa Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).