La captura accidental en actividades pesqueras, el cambio climático y la contaminación son los principales factores de riesgo para los mamíferos marinos del mundo, así ha concluido un equipo internacional de biólogos liderado por la Universidad de Exeter (Reino Unido) tras revisar la situación de 126 especies, informa la página web de esta universidad británica.
El análisis ha encontrado que al menos un 25 % de estas especies están clasificadas en algún estado de amenaza —vulnerable, en peligro o en peligro crítico— de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), según el estudio publicado en Endangered Species Research.
La vaquita marina ('Phocoena sinus') y la ballena franca del Atlántico norte ('Eubalaena australis') se encuentran entre las especies que corren mayor peligro.
Por otro lado, los esfuerzos de conservación han resultado en la recuperación de otras especies, tales como la ballena jorobada ('Megaptera novaeangliae'), el elefante marino ('Mirounga leonina') y el lobo fino de Guadalupe ('Arctophoca philippii townsendi').
"Hemos llegado a un punto crítico para la conservación de mamíferos marinos", resumió la autora principal del estudio, Sarah Nelms. "Muy pocas especies de mamíferos marinos se han extinguido en los tiempos modernos, pero las actividades humanas están sometiendo a muchas de ellas a una presión cada vez mayor", explicó.
Los investigadores apuntan a que el 21 % de las especies de mamíferos marinos figuran como "datos deficientes" en La Lista Roja de UICN, es decir, evaluar su situación es complicado por escasez de evidencias.
"Para continuar con los éxitos de conservación y revertir la tendencia a la baja en las especies en riesgo, necesitamos comprender las amenazas que enfrentan y las medidas de conservación que podrían ayudar", sostuvo Brendan Godley, profesor de la Universidad de Exeter.
El científico señaló que los datos obtenidos por satélites y drones, así como las etiquetas electrónicas puestas en animales y las "técnicas moleculares" (los marcadores de ADN) serían los instrumentos que ayudarían a lograr los objetivos de conservación.