La entrevista con un maníaco que secuestró y violó a dos menores durante 4 años causa repulsa y desata la polémica en Rusia

Víktor Mójov retuvo en un sótano a dos adolescentes que violó repetidamente entre los años 2000 y 2004. Tras pasar 17 años entre rejas, ha recuperado la libertad y parece que no se arrepiente de lo que hizo.

La bloguera y periodista rusa Ksenia Sobchak ha publicado en su canal de YouTube un documental sobre el aterrador caso de Víktor Mójov, que en el año 2000 secuestró a dos niñas adolescentes y las violó durante casi cuatro años. Tras ser condenado a 17 años de cárcel, el hombre salió en libertad a primeros de marzo.

En menos de seis días, la película, que incluye una extensa entrevista con el delincuente, fue reproducida más de 5 millones de veces y ha provocado en la sociedad rusa un intenso debate sobre los límites de lo aceptable en la práctica del periodismo. Distintas voces del sector y varias figuras públicas han criticado la amabilidad con la que Sobchak se comunica con el maníaco y cuestionan la falta de ética de este tipo de trabajos, que pueden hacer revivir a las víctimas su dolor, al tiempo que generan dudas sobre la 'monetización' del morbo.

Un sótano sin lavabo ni inodoro

Nacido en 1950, Mójov residía en la ciudad de Skopín, en la región de Riazán, en el oeste de Rusia. Al acabar la escuela, trabajó como obrero en una fábrica local, donde era valorado como un buen profesional. Se casó, pero su mujer lo dejó al cabo de tres meses de matrimonio. Hasta el momento de su arresto, el hombre vivía con su madre, que ha sido descrita por los investigadores como una mujer autoritaria.

A finales de los años noventa, Mójov planeó el secuestro de una mujer con la idea de convertirla en su esclava sexual. Con ese fin, cavó en secreto un sótano bajo su garaje que dotó de sistema de ventilación y de electricidad. Apenas había allí mobiliario, con la excepción de una cama de dos niveles, un hornillo eléctrico, una mesa y varias sillas. En lugar de lavabo, sus víctimas se verían obligadas a utilizar una palangana con agua, así como un cubo en vez de inodoro. En la parte exterior del garaje, la entrada estaba camuflada.

Mójov llevó a cabo su primer secuestro en diciembre 1999: una niña de 13 años que violó repetidamente durante dos semanas. Finalmente, la menor pudo escapar, pero no denunció los hechos.

Cuatro años y dos partos

El 30 de septiembre de 2000, el violador iba en coche con su cómplice, Elena Badúkina, cuando vio a Ekaterina Martýnova y Elena Samójina, de 14 y 17 años, respectivamente, que regresaban de la vecina ciudad de Riazán. Tras ofrecerse a llevarlas a sus casas, Mójov y Badúkina les dieron de beber alcohol con un somnífero.

Los delincuentes llevaron a las menores drogadas al garaje de Mójov, donde fueron violadas, primero por Badúkina y luego por él. A continuación, el secuestrador las encerró en el búnker. Ekaterina recuerda así su suplicio en una entrevista concedida al portal Lenta.ru:

La primera semana en cautiverio fue terrible. Gritábamos hasta que nos quedamos roncas, golpeábamos las paredes, pero nadie nos escuchaba... Esperaba que la Policía nos encontrara por algunas pruebas, pero no había pistas que condujera a nosotras. Como supe más tarde, no hubo un solo testigo que de, alguna forma, pudiera arrojar luz sobre nuestra desaparición.

Tras dejar solas a las menores durante varios días para mostrar su poder sobre ellas, Mójov empezó a violarlas casi a diario. Lo hacía en el mismo garaje y cuando si ofrecían resistencia las golpeaba, les arrojaba gas pimienta o las dejaba sin luz y sin comida.

Elena dio a luz dos veces, en 2001 y 2003, y fue asistida en ambos partos por Ekaterina, que se ayudó únicamente de un manual de obstetricia. Mójov dejó a ambos niños en las escaleras de varios edificios residenciales de la ciudad. Un tercer hijo de Elena nació muerto después de que las jóvenes fueran liberadas.

A partir de 2003, el maníaco empezó a permitir a las chicas que salieran a tomar el sol. En la primavera del año siguiente, creyendo que habían renunciado a la posibilidad de escapar, ordenó a Ekaterina que le ayudara a atraer al sótano a otra chica, una estudiante que alquilaba un cuarto en su casa. Con ese fin, debía presentarse a la joven como su sobrina. El maníaco tenía la intención de drogar a su futura víctima con un somnífero oculto en una copa de vino. Para que se relajara y aceptara beber, necesitaba una acompañante. Sin embargo, el plan fracasó, Mójov no logró secuestrar a la chica y Ekaterina pudo dejar en el cuarto una nota en la que pedía socorro desesperadamente.

La estudiante vio el papel, no se lo creyó, pero habló con una amiga suya y el rumor se propagó hasta llegar a los agentes. El 4 de mayo, las víctimas de Mójov escucharon ruido y voces. "Por fin, se abrió la escotilla. Apareció el rostro asombrado de un hombre desconocido que preguntó: 'Chicas, ¿están vivas?'", recuerda Ekaterina.

Mójov fue condenado a 17 años en prisión, la pena máxima entonces para los delitos de secuestro y violación de menores. Tras someterse a rehabilitación médica y psicológica, Ekaterina creó una familia y escribió un libro sobre su aterradora experiencia. Por su parte, Elena, prefirió permanecer en la sombra y evitar los contactos con la prensa.

"Entendía que no me amaba"

Titulada 'El maníaco de Skopín: una conversación en libertad', la polémica película dura 76 minutos y contiene grabaciones policiales de 2004, así como grabaciones actuales de Skopín, si bien predominan las entrevistas de Sobchak con Ekaterina, el detective Dmitri Plotkin, que investigó el caso, y con el propio Mójov.

En su conversación con Sobchak, Mójov admite que le gusta la atención de los periodistas y no parece arrepentido de lo que hizo. "He redimido mi culpa, ¿y ahora qué? ¿Sufrir toda mi vida? Las chicas están bien ahora, me hace feliz, todo ha vuelto a la normalidad con ellas", asegura el exconvicto.

Durante la charla, el maníaco justifica el cautiverio de las dos menores, argumentando que cuidaba de ellas. Incluso asegura que se enamoró de Ekaterina tras el primer año de cautiverio. "No me importaba que yo no le gustara. Lo principal era que me gustaba ella. Entendía que no me amaba y que no me amaría", dice el violador sin sentimiento de culpa. Su aparente falta remordimiento, su incapacidad para distinguir entre sexo y amor, y sus directas declaraciones sobre los pormenores de su crimen han conmocionado a la opinión pública. 

Dar la palabra a un monstruo

La aparición pública de un hombre que cometió un crimen tan aterrador y no se arrepiente de lo sucedido tras haber sido puesto en libertad ha sido calificada por algunos como un intento de ganar fama a costa de darle la palabra a un monstruo.

"Lo que causa repugnancia… [es] cómo se siente en presencia de Ksenia: un héroe amante y una víctima al mismo tiempo. Y ella se lo permite, en lugar de destruir la escoria con el verbo", escribe en su canal de Telegram el corresponsal de guerra Alexandr Kots.

Evgueni Revenko, reportero y miembro del Parlamento ruso, critica en un programa de RT el hecho de que la película parece excusar al violador de lo que hizo. "Ella le habló con bastante amabilidad, le trajo un vaso de café. […]. Un anciano bondadoso que tuvo una infancia difícil, que sufrió, que no fue amado por chicas hermosas, esto es lo que se describe en este trabajo de Ksenia. Es tan contrario a ser un verdadero villano", opina Revenko.

Entretanto, el portal Mash divulgó una presunta conversación telefónica con Mójov durante la que confiesa que había recibido unos 650 dólares por la entrevista, aunque la propia Sobchak negó haber pagado al exconvicto.

En ese contexto, el jefe de la Unión de Periodistas de Rusia, Vladímir Soloviov, considera "poco probable" que la película "tenga algo que ver con el periodismo". "Es una farándula escandalosa y, por supuesto, apenas se puede decir algo sobre algún tipo de ética o de moralidad", se lamentó en una entrevista con RIA.

Traumatizar a las víctimas

En cuanto a las consecuencias de este tipo de entrevistas, la periodista e investigadora de género Lola Tagaeva advierte que las víctimas podrían revivir su trauma. "Viendo cómo tratan a un maníaco como a un igual, cómo lo presentan como una persona con una suerte penosa, el espectador equipara, involuntariamente, el 'entender por qué es así' con 'aceptarlo'", escribe para Deutsche Welle. Dado que los recuerdos del suplicio pueden hacer que las jóvenes sufran de nuevo, Tagaeva cree que la película de Sobchak "debe ser eliminada de todas las plataformas".

"El objetivo del periodismo es dar respuesta a cuestiones de importancia social, considerando incluso las más difíciles y controvertidas a través del prisma del servicio a la sociedad y a sus intereses, y no a los propios. Sobchak le pregunta al maníaco sobre sexo con niñas como algo natural, discutiendo con calma todos los detalles íntimos con él. ¿Qué gana la sociedad al conocer la posición en la que abusó de niñas?", se pregunta la periodista, desconcertada por el hecho de que a un criminal que ha salido en libertad se le brinde este tipo de atención.

Particular rechazo generó el intento de Sobchak de mostrarle a Ekaterina un saludo de Mójov que grabó durante la entrevista. Sin embargo, ante la posibilidad de volver a ver a su captor, la víctima se aleja con miedo. "Es una pesadilla", comenta el hecho Revenko.

Por otra parte, varios comentaristas se mostraron consternados cuando Mójov se mofó de Elena y afirmó: "Dio a luz de mí y no dio más. Probablemente, habría que ocuparse nuevamente de ella".

La diputada Oksana Púshkina considera que la frase entraña una amenaza para Elena y Ekaterina y ha pedido a la Fiscalía General del país que investigue su intervención. "Probablemente, durante todo el cumplimiento de la condena el hombre no se dio cuenta de su culpabilidad y no se arrepintió de su acto. Además, sus declaraciones pueden evaluarse como una amenaza directa para la joven", señaló la parlamentaria, que recordó que "los vecinos de Víktor Mójov también temen por la seguridad de sus hijos".

En la misma lógica, el jefe del Comité de Investigación de Rusia, Alexandr Bastrykin, ordenó investigar las palabras del maníaco, pues sospecha de "la posible preparación de un nuevo delito", según reza un comunicado publicado el martes.

Este jueves, Ekaterina Martýnova presentó una demanda contra Mójov y comentó a los medios que no esperaba que el maníaco que tanto daño le hizo fuera a tener acceso a una plataforma para divulgar información y que Ksenia Sobchak hablaría en profundidad con él.

"Como uno de nosotros"

El día del lanzamiento de la película, Sobchak hizo en Instagram una publicación en la que describió sus motivos. "Es nuestra elección libre, la mía y la de mi equipo. Y es nuestro derecho como periodistas investigar los límites entre el bien y el mal. No se puede entender la naturaleza del mal sin entrar en su territorio", escribió la bloguera.

"Por alguna razón, todo el mundo está acostumbrado a pensar que una entrevista con un maníaco o una película sobre él es una forma de cumplido. […] Malo es aquel periodista que no aprovecharía la oportunidad de entrevistar a Hitler", agregó.

Por su parte, el marido de Sobchak, el director teatral Konstantín Bogomólov, defendió el documental como una obra que muestra la normalidad del mal.

"¡Qué tontería leí sobre la supuesta alabanza del mal! Esta obra causa odio no por eso, sino por el hecho de que el maníaco aparece aquí como uno de nosotros. Un abuelo ordinario, un ciudadano de a pie, un filisteo. Ateo. Razonable. Moderno. E incluso con opiniones sobre política. No es nauseabundamente pervertido. Es nauseabundamente ordinario", publicó en Facebook.

Entretanto, la compañía médica Avivir, que pagó a Sobchak por la promoción de sus productos,ha anunciado que suspende toda cooperación con ella. "Nos prometieron que la integración figuraría en uno de los números del programa […], en una entrevista políticamente neutral. Pero no estábamos satisfechos con la decisión de producción: actualmente, nuestros abogados están en conversaciones con el contratista y las publicaciones publicitarias posteriores han sido suspendidas", declaró Mijaíl Vasilenko, jefe del departamento de comercialización de la empresa, al portal MBJ Media.