En España cada día se producen tres agresiones a sanitarios, según las organizaciones del sector, que denuncian que el colapso en los hospitales y la falta de recursos médicos son los principales motivos para que los pacientes y familiares descarguen su ira contra los profesionales.
Beatriz Roa, enfermera, ha vivido en primera persona el colapso de las urgencias durante la pandemia. Después de exponerse al virus para salvar vidas y convivir con la impotencia y con la desesperación, ha visto cómo la crisis sanitaria ha acentuado las vejaciones y amenazas que sufre su colectivo por parte de los pacientes y sus familiares: "Se han incrementado esas agresiones verbales y te sientes totalmente impotente y un poco triste", señala.
Según la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), sindicato mayoritario en el sector, la pandemia ha disparado las agresiones en más de un 30 % respecto al año anterior, aunque el incremento podría ser mayor debido a un déficit importante de denuncias de médicos y enfermeros.
La cifra podría ser mayor
Así lo argumenta María Maestre, médica adjunta del servicio de prevención: "Para mí existen un número mayor de agresiones que las que se notifican y se registran, porque el profesional sanitario asume como propio los insultos y las amenazas, lo asume como parte de su profesión".
Maite López, también enfermera, decidió denunciar en la Comisaría las amenazas por parte del familiar de un paciente dentro del hospital. Tuvo que contratar un abogado y afirma que no se sintió respaldada por la gerencia del hospital: "Los días siguientes al volver al hospital me costaba entrar por la puerta, y te cuesta mucho remontar de un tema así", relata.
Sin embargo, los datos de la Policía Nacional van en otra dirección, señalando que en 2020 ha habido un 33 % menos de denuncias que el año anterior y que se continúa la tendencia a la baja que se inició en 2018 y 2019.
Los aplausos que hace solo un año invadieron los balcones de toda España como homenaje a todos los sanitarios en medio de la pandemia, se han convertido en un recuerdo para un colectivo que ve cómo ahora parte de la ciudadanía vuelca en ellos su desacuerdo e indefensión ante el colapso sanitario que aún vive el país.