El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha decidido este lunes cambiar a seis de sus ministros, según informó el jefe de Estado a través de la red social Twitter.
En medio de una grave crisis política por el colapso sanitario que provoca el coronavirus, el mandatario intercambió cargos en los ministerios de Relaciones Exteriores, Defensa, Justicia, Casa Civil, Secretaría de Gobierno y Procuraduría General de la República.
El asesor presidencial y diplomático de carrera Carlos França, especialista en integración energética sudamericana, fue designado como nuevo canciller brasileño en lugar del renunciante Ernesto Araújo.
Minutos después de conocerse la salida de Araújo, el ministro de Defensa de Brasil, Fernando Azevedo e Silva, anunció su dimisión al cargo, que ejercía desde el inicio del gobierno de Bolsonaro, el 1 de enero de 2019.
Azevedo e Silva, de 67 años, fue reemplazado por el jefe de gabinete, general Walter Braga Netto, quien dejará la Casa Civil al secretario general de la Presidencia, Luiz Eduardo Ramos.
El lugar que deja Ramos lo ocupará la diputada del Partido Liberal (PL) Flavia Arruda.
En tanto, el nuevo titular del Ministerio de Justicia será el comisario Anderson Torres, delegado de la Policía Federal, en reemplazo del exministro André Mendonça, que pasará a encabezar la Procuraduría General de la Unión.
La decisión del líder ultraderechista de renovar buena parte de su Gabinete se produce poco después del desplazamiento, el pasado 22 de febrero, del general Eduardo Pazuello como ministro de Salud. Pazuello fue sustituido por el cardiólogo Marcelo Queiroga en el marco de la crisis causada por el Covid-19, que en poco más de un año ha acabado con la vida de más de 313.000 brasileños.
Ese fue el cuarto cambio ordenado por Bolsonaro en la cartera sanitaria, lo que evidencia la pésima administración de la pandemia, cuyos efectos devastadores en términos humanos ha minimizado desde el comienzo, poniendo el énfasis de su administración en sostener la actividad económica y los empleos.
La semana pasada, tras anunciar novedades sobre la gestión de las vacunas contra el coronavirus, y en una jornada que coincidió con un nuevo récord diario de fallecidos por la enfermedad, el presidente fue repudiado con un cacerolazo en algunas ciudades del país como San Pablo, distrito que encabeza el país en número de contagios y muertes, con más de 2.400.000 casos y por encima de los 72.000 decesos en total hasta la fecha.