El submarino S-81 Isaac Peral, el primero de diseño y construcción 100 % española, será botado el próximo 22 de abril. Se trata del primer submarino de la serie S-80 entregado a la Armada española, que es considerado como uno de los más avanzados del mundo, tan solo un escalón por detrás de los submarinos nucleares.
Su construcción se ha llevado a cabo en el astillero que la empresa pública Navantia tiene en Cartagena, al sureste del país, y se trata de la primera entrega de las cuatro previstas de este modelo durante esta década, uno cada dos años.
Este sumergible tiene un sistema de propulsión independiente del aire (AIP) que permite una gran autonomía operativa bajo el agua, de hasta 21 días sin salir a flote. Además, son capaces de lanzar misiles a objetivos en tierra firme, instalar minas inteligentes en los fondos marinos y lanzar misiles Tomahawk, proyectiles guiados por GPS que pueden alcanzar objetivos hasta a 1.600 kilómetros de distancia.
Hito español
España es uno de los principales protagonistas en el negocio de la industria naval militar, un referente internacional en este sector. Desde hace más de una década su cuota de exportación en este mercado global es superior al 10 %.
Sin embargo, se trata de la primera vez que afronta un reto de estas características. Hasta ahora la producción de este tipo de embarcaciones siempre iba de la mano de socios internacionales, como EE.UU., Alemania y, sobre todo Francia, que se encargaban en mayor medida del diseño.
Sin embargo, el Gobierno de José María Aznar decidió que esta empresa pública se lanzase a una nueva aventura: la construcción de su primer submarino moderno con un diseño 100 % español. Encargó a Navantia la construcción de cuatro submarinos de la clase S-80 y lo hizo estando en funciones, a tan solo nueve días de la celebración de unas elecciones generales que perdería en marzo de 2004. Se anunciaba que significaría 1.000 puestos de trabajo durante 10 años en la ciudad de Cartagena.
¿Problemas en la clase S-80?
A raíz de esta iniciativa, el prestigio en la industria naval militar española estuvo hace unos años al borde de saltar por los aires. En 2013 la prensa internacional recogía la noticia de que España se había gastado 680 millones de dólares en un submarino que no podía flotar.
Se trataba, precisamente, de uno de los submarinos de la clase S-80, que nacían con la aspiración de ser uno de los submarinos más avanzados del mundo. Desde entonces los problemas no dejaron de sucederse. Así, dentro de un mes se asistirá a la botadura del primero de estos ejemplares, que estaba previsto que entrara en servicio en 2012, es decir, prácticamente con una década de retraso.
El Ministerio de Defensa de España invertirá en los cuatro sumergibles encargados un total de 4.000 millones de euros.