El Pentágono concedió a Microsoft un contrato 21.880 millones de dólares para fabricar cascos de realidad aumentada personalizados para sus soldados, reporta la cadena CNBC.
Según el contrato, la compañía tecnológica proporcionará en un plazo de diez años 120.000 visores denominados IVAS (sistema integrado de aumento visual).
En 2018, el Ejército de EE.UU. destinó a Microsoft 480 millones de dólares para desarrollar un prototipo de lentes basados en la tecnología HoloLens de la empresa.
El IVAS puede proyectar mapas holográficos al estilo de los videojuegos, imágenes térmicas y nocturnas e información de identificación de objetivos a los soldados. También puede mostrar hacia dónde apunta el arma del soldado y monitorear estadísticas vitales como su frecuencia cardíaca.
Sin embargo, el proyecto no ha estado exento de problemas. Un reportero de CNBC probó el prototipo de HoloLens en 2019 y lo describió como "un poco defectuoso", revelando que fue necesario reiniciarlo durante una sesión de demostración. Varios meses después, el Ejército seguía reportando problemas técnicos con los dispositivos, incluidos errores de GPS y de imagen y un "rendimiento deficiente del sensor térmico".
Si bien Microsoft tendrá una década y más de 20.000 millones para solucionar estos inconvenientes, podría haber más problemas potenciales en el horizonte. Las gafas estarán vinculadas al servicio de computación en la nube Azure de Microsoft, un servicio que, según la compañía, fue pirateado en diciembre pasado, dejando las líneas de emergencia 911 caídas en varios estados de EE.UU.
En diciembre de 2018, el presidente de Microsoft, Brad Smith, prometió que la compañía "proporcionaría al Ejército de EE.UU. un acceso a la mejor tecnología (...) toda la tecnología que creamos. Punto final". Sin embargo, no todos sus empleados se sintieron tan entusiasmados.
Tras el anuncio, más de 90 trabajadores del gigante tecnológico firmaron una carta en protesta por el desarrollo de las gafas IVAS.
"La aplicación de HoloLens dentro del sistema IVAS está diseñada para ayudar a las personas a matar", criticaron. "Se desplegará en el campo de batalla y funciona convirtiendo la guerra en un 'videojuego' simulado, lo que aleja aún más a los soldados de los sombríos desafíos de la guerra y de la realidad del derramamiento de sangre", lamentaron.