Brasil cierra un mes de marzo trágico con las peores cifras de fallecidos por covid-19

La prestigiosa Fundación Oswaldo Cruz aconseja permanecer en casa durante las fiestas de Semana Santa.

Brasil tuvo un mes de marzo trágico con un crecimiento vertiginoso de fallecimientos por el coronavirus. El mes finalizó con 66.868 muertes y 20.799 se produjeron en los últimos siete días. 

Según los datos del consorcio de vehículos de prensa, en 18 de los 27 estados se registraron cifras récords de muertes desde que comenzó la pandemia hace algo más de un año. 

En ciudades como Sao Paulo, las más rica y poblada, los cadáveres se transportan en camionetas escolares, mientras los hospitales se llenan de víctimas que colapsan las Unidades de Cuidados Intensivos (UTIs).

Las alarmas saltaron en este estado tras el anuncio de una nueva variante similar a la sudafricana. Aunque solo se ha detectado en un solo caso y la persona está aislada, las autoridades sanitarias investigan si hay más contagiados.  

Panorama desolador

También el miércoles las cifras volvían a dejar un panorama desolador en el país cuando 2.950 morían en tan solo 24 horas. Brasil lleva 15 días seguidos con un promedio de 2.000 muertos por día y 70 por encima de los 1.000 decesos. En total, ya son 321.886 personas las que han perdido la vida y más de 12,7 millones las infectadas. 

La prestigiosa Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) ha aconsejado a la población que permanezca en sus casas durante estos días de fiestas por Semana Santa. "Ninguna medida es capaz de impedir totalmente la transmisión del covid-19", advirtió.

Fiocruz alerta de que la situación es "extremadamente crítica", con 18 estados de los 27 con más un un 90 % de las camas ocupadas en las Unidades de Terapia Intensiva (UTIs), y siete con una ocupación de 84 % a 89 %.

En contra de sus recomendaciones, el fiscal general de la República, Augusto Aras, solicitó a la Corte Suprema que no permita que los gobernadores estatales suspendan los cultos, misas y otras actividades religiosas. Según Aras, la población brasileña "necesita asistencia religiosa para afrontar un momento tan grave".

En la misma línea, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, exigió el miércoles a los gobernadores que levanten las restricciones impuestas y pidió la vuelta al trabajo. "Tenemos dos enemigos, el virus y el desempleo. Es una realidad. No es quedándonos en casa que vamos a solucionar el problema (...) Solo tenemos un camino: dejar al pueblo trabajar", comentó.

Mientras tanto la vacunación avanza lentamente y, hasta el momento, se ha administrado la primera dosis a un 8,32 % de la población, más de 17,6 millones de personas.