Este sábado, centenares de personas han salido a las calles en Inglaterra y Gales para expresar su rechazo al proyecto de ley 'antiprotestas', aprobado por la Cámara de los Comunes del Parlamento británico. Las manifestaciones bajo el lema 'Kill the Bill' ('maten el proyecto de ley', en español) se han desarrollado en 25 ciudades de dos países.
En Londres se han producido enfrentamientos entre los congregados y la Policía. La protesta ha terminado con detenciones, principalmente por "alteración del orden público" y agresión a los agentes, donde 10 de ellos resultaron heridos, aunque no de gravedad.
Los manifestantes temen que el nuevo Proyecto de Ley de Policía, Crimen, Sentencias y Tribunales, que se está tramitando en el Parlamento y otorga a las fuerzas de seguridad mayores poderes para restringir las protestas en aras del orden público, restrinja su derecho de reunión e impida su participación en manifestaciones.
La polémica medida legislativa otorgaría a la Policía de Inglaterra y Gales el derecho a imponer condiciones previas a las manifestaciones no violentas, tales como horarios de inicio y finalización en protestas estáticas, poder que ya tienen en relación con las marchas, e incluso establecer un límite de ruido.
Asimismo, los agentes podrían intervenir si determinan que el ruido perturba las "actividades de una organización" o tiene un "impacto relevante en las personas de los alrededores".
El incumplimiento de las instrucciones de la Policía acarrea multas de hasta 2.500 libras esterlinas (unos 3.475 dólares), mientras que los que provoquen daños a monumentos conmemorativos podrían ser condenados con hasta 10 años de prisión. También se convertiría en delito no seguir determinadas restricciones que los manifestantes "deberían" haber conocido, incluso si no recibieron una orden directa de un oficial.