Los siete ministros recién nombrados por el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, asumieron este martes sus cargos en una ceremonia cerrada a la prensa en Brasilia. Esta reestructuración se enmarca en el intento de Bolsonaro de afianzar sus apoyos de cara a las elecciones de 2020, así como aligerar la presión por su pésima gestión de la pandemia, que ha dejado ya más de 332.000 muertos y se han superado los 13 millones de contagiados.
Tomaron posesión de manera oficial Walter Braga Netto, Defensa; Luiz Eduardo Ramos, Casa Civil; Flávia Arruda, Secretaría de Gobierno, y Carlos Alberto França, Asuntos Exteriores. Tanto el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, como el de Justicia, Anderson Torres, y André Mendonça, de la Abogacía General de la Unión, asumieron el cargo de forma simbólica porque fueron nombrados oficialmente la semana pasada.
En los dos años y tres meses que Bolsonaro lleva en el poder, 18 ministros de las 22 carteras del Gobierno han dimitido o han sido sustituidos, y solo los ministerios de Educación y Salud han tenido cada uno cuatro ministros.
El cambio que mayor impacto ha tenido en esta última reforma ministerial fue el del ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, por el general Walter Souza Braga Netto. Este movimiento, visto por los analistas como un intento de Bolsonaro de politizar los cuarteles, provocó la salida en bloque de los comandantes de las tres Fuerzas Armadas.
Netto asumió este martes el cargo con parte del Ejército todavía resentido por la mayor crisis militar entre el Gobierno y los militares desde la democratización del país en 1985. Este fin de semana, el mandatario y su nuevo ministro de Defensa se dejaban fotografiar tranquilos y sin mascarilla tomando una sopa en una asociación de beneficencia a varios kilómetros de Brasilia.
"Las Fuerzas Armadas están listas para comenzar a vacunar. Prácticamente todos los cuarteles de Brasil están preparados", dijo Bolsonaro. Unas declaraciones que, según la prensa, volvieron a incomodar al Ejército, porque los militares ya colaboran en la inmunización contra el covid-19 con los gobiernos locales.
Afianzar sus apoyos
Con muchos de estos cambios, Bolsonaro quiso afianzar el apoyo del "centrao" (gran centro), un influyente grupo de partidos conservadores del Congreso, conocido por negociar su apoyo al gobierno de turno a cambio de cargos. Uno de los primeros ministros en caer fue el titular de Exteriores, Ernesto Araújo. La cartera está ahora en manos de Carlos Alberto Franco França, hasta la fecha asesor directo del presidente.
A partir de este martes, la secretaría de Gobierno está dirigida por Flávia Arruda, la tercera mujer que forma parte del Ejecutivo. La actual ministra es próxima al presidente de la Cámara, Arthur Lira, quien presionó al presidente para realizar cambios urgentes.
A pesar de estos movimientos significativos, Bolsonaro no sustituyó a Ricardo Salles, ministro de Medio Ambiente, y a Milton Ribeiro, titular de Educación, muy criticados por el "centrao". A pesar de que los diputados acusan a Salles de obstaculizar acuerdos comerciales, como el de la Unión Europea (pendiente de ratificación), el ministro cuenta con el apoyo de agricultores y ganaderos, una base fundamental para la reelección del mandatario. Por su parte, el titular de Educación también refuerza los vínculos entre Bolsonaro y los evangélicos, un sector esencial de cara a los comicios.
Los analistas apuntan que estos cambios inesperados que ha tomado Bolsonaro también son consecuencia de la vuelta al ruedo político del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, la figura política más importante del último medio siglo en Brasil, y que vio anuladas sus condenas por la Lava Jato, la mayor operación anticorrupción de la historia de país.