La plataforma de intercambio de criptomonedas Coinbase comenzó a cotizar a partir del miércoles pasado en el mercado bursátil. Sus fundadores, Brian Armstrong y Fred Ehrsam, pusieron en marcha este proyecto en el año 2012 y en los primeros meses no tuvieron ningún empleado. Cuando aceptaron contratar al primero, le ofrecieron un salario en bitcoines, que potencialmente, lo haría multimillonario.
La historia de esa contratación es un tema de interés público, opinan en el canal CNBC, que recogió el testimonio de ese primer trabajador, Olaf Carlson-Wee, al respecto.
El joven se acababa de graduar del Vassar College (condado de Dutchess, Nueva York) con una tesis sobre el bitcóin "y las mayores implicaciones de las finanzas de código abierto" y decidió enviar un correo electrónico a un buzón de Coinbase, donde declaró que le encantaba la citada criptomoneda.
Escribió, además: "Aquí está mi tesis. Haré cualquier trabajo", por lo que calificó posteriormente de "frío" ese mensaje, pero propiamente adjuntó la tesis, la cual constaba de aproximadamente 90 páginas y convertía la misiva en extremadamente larga.
Uno de los fundadores habló con él aproximadamente 20 minutos y lo invitó a una entrevista en persona en San Francisco, para la cual debía preparar dos presentaciones y en una de ellas "delinear su visión para Coinbase". En aquella estrategia para la plataforma de intercambio Carlson-Wee propuso "enfocarse al 100% en la seguridad" y especialmente en las garantías de que los saldos de criptomonedas de sus usuarios estuvieran a salvo de los piratas informáticos.
En la posterior reunión con ambos directivos en el 2013 su solicitud fue aceptada y al principio le ofrecieron un salario anual de 50.000 dólares, que cobraría íntegramente en bitcóines. El valor de dicha criptodivisa apenas había superado los 13 dólares por unidad, antes de subir a más de 1.100 dólares ese mismo año. El 40% de los empleados de Coinbase recibían para el 2018 al menos parte de su sueldo en bitcoines.
No está claro cuántos bitcoines pudo acumular Carlson-Wee hasta el 2016, cuando abandonó Coinbase para dedicarse a sus propios proyectos y, en particular, lanzar uno de los primeros fondos de cobertura criptográficos. Su Polychain Capital gestiona más de 300 millones de dólares en activos y recibe inversiones de Ehrsam y también de algunas firmas de capital de riesgo, como Sequoia Capital y Founders Fund. Dicho fondo ha invertido en proyectos de cifrado de datos, incluidas la red social BitClout y la herramienta de pagos Celo.
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